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josé pascual buxó
sirvan de “corteza” al “sentido” divino, y “usando de la licencia / de retóri­
cos colores / que son uno y otro muestran”, no sólo se revelen a todos las
“señas” o los indicios sensibles que permiten descubrir en el mítico Narciso
una persuasiva prefiguración alegórica del Salvador,
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sino –más aun– que
las mismas voces provenientes del mito gentílico se alternen con las de las
Sagradas Escrituras.
Fatigado por el calor y el ejercicio de la caza, se tiende Narciso a la vera
de una fuente para calmar su sed, y mientras bebe –cuenta Ovidio– creció
en él “una sed diferente”. He aquí ese pasaje, traducido ejemplarmente por
Rubén Bonifaz Nuño:
Puesto en el suelo, mira –astro doble– sus ojos,
y dignos de Baco, dignos también sus cabellos, de Apolo,
y sus imberbes mejillas y ebúrneos cuellos, y la honra
de su boca, y el rubor y el candor níveo mezclado,
y admira todo aquello por lo cual es él mismo admirable.
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En consonancia con ese texto (pero también con el mito de Orfeo, que es
quien verdaderamente entona ante los dioses del Tártaro un canto suplica­
torio para obtener el retorno a la vida de Eurídice, su esposa), en el auto
de sor Juana llega Narciso a la Fuente en busca de su “ovejuela perdida”
–que no será otra que la Naturaleza Humana ya asistida por la Gracia– y,
al igual que el personaje mítico, descubre su imagen reflejada en las trans­
lúcidas aguas. Ahí da inicio a un cántico en el que se apresta a describir
aquella “Hermosura” cuyos ojos y cabellos compiten, ya no con los dioses
de la gentilidad, sino con el “celestial Zafiro”, esto es, con la inmensidad del
universo creado.
Habiendo llegado la trama alegórica a su primer punto culminante, no
podía sor Juana proceder a una exacta
imitatio
del texto latino –pleno de
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Notó Méndez Plancarte el notabe recurso al cotejo de las entidades mitológicas con las cris­
tianas y, por ende, de las Divinas y Humanas Letras, “en la confrontación amigas / y en la religión
opuestas…”, como confiesa el mismo Demonio en
El Divino Orfeo
, de Calderón.
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Publio Ovidio Nasón,
Metamorfosis
,
introd., versión rítmica y notas Rubén Bonifaz Nuño,
México, unam, Biblioteca Scriptorum Graecorum et Romanrum Mexicana, 1979.