Page 139 - tomo34

Basic HTML Version

141
riesgo y fortuna de la interpretación simbólica
bella y emocionante cobertura de una revelación hecha por el Espíritu San­
to, lo que el insigne traductor llama la “corteza de la letra”, sor Juana hubo
de fundarse en ellas no sólo por su espléndida poesía, sino además por los
contenidos teológicos que se le atribuyen. Al tenor de este razonamiento,
la paráfrasis hecha por sor Juana de los cantares de Salomón en aquellas
décimas en las que el Divino Narciso descubre y pondera las bellezas de
la Naturaleza Humana, resulta ser una espléndida contrafactura de ciertos
pasajes del Cantar de los Cantares, y que esta refinada
imitatio
del texto bí­
blico constituye el plano figurado de un discurso lírico, cuyo plano recto o
“real” quedó previamente establecido en las exégesis teológicas del poema.
Se ha producido, así, un notable desplazamiento de las fuentes literarias
que sustentaron la alegoría mitológico-cristiana, en beneficio de las fuentes
bíblico-proféticas, y con esto refrenda sor Juana la colocación en un plano
de igualdad a la Sinagoga –que tuvo, aunque perdió, el conocimiento del
Dios verdadero– y la Gentilidad que, ignorándolo, terminó conociéndolo.
Conviene notar que en el caso especial de los autos sacramentales, las
analogías establecidas por medio del lenguaje figurado entre las ficciones
mitológicas y la historia sagrada no podrían regirse enteramente por el solo
criterio de la proporción o semejanza instaurada entre paradigmas semán­
ticos diversos o contrastantes, ya que tratando de asuntos divinos el poeta
deberá apegarse en un todo a las “verdades” que le previene el dogma, algu­
nas de ellas ciertamente formuladas de conformidad con el formal lenguaje
especulativo, pero otras, sin embargo, producto de un “colorido” pensar
poético o analógico y, por ende, susceptibles de ser ambigua o errónea­
mente interpretadas. Es esa la razón de que Eco vaya exponiendo en sus
reiterados apartes el fundamento teológico de los diferentes correlatos entre
las circunstancias del mito pagano y las de la “historia” bíblico-cristiana,
de acuerdo con el anunciado propósito de que las letras humanas (y, en
este caso, propiamente paganas) sirvan a las divinas como metáfora de sus
misteriosas revelaciones:
Ya habéis visto
que aquesa Pastora bella
representa en común toda