Mentiras transparentes, por Felipe Garrido
on Martes, 20 Junio 2017.
Posted in Felipe Garrido
Teodora-Teodoro / Inescrutables son los caminos del Señor. Teodora vivía en Egipto, casada, admirada por su conducta y su belleza. Enamorado de la mujer, un joven acaudalado comenzó a acosarla. Fue siempre rechazado, hasta que, con pócimas y engañosas palabras, una hechicera llevó a Teodora al lecho de su perdición. ¿O de su gloria?
Pasado el hechizo, víctima de una tristeza inconsolable Teodora decidió entregarse a la penitencia. Vistió de hombre, maltrató su rostro y entró a un monasterio. Sus mortificaciones asombraron a todos, pero no impidieron que una tabernera lo acusara de ser el padre de un hijo que le había hecho un viajero. Teodoro no lo negó. Expulsado del claustro, adoptó al niño; lo mantuvo y educó. Cuando el muchacho comenzó a vivir por su cuenta, para volver al cenobio Teodoro aceptó que jamás saldría de su celda. A su muerte se supo que era una mujer. Del muchacho, unos dicen que se hizo monje; otros, que fue mercader, y gran libertino.
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