Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
HACE FALTA un detallado estudio lingüístico de ese particular tipo de texto que podría llamarse devoto, propio de la Iglesia católica, que con mínimas variaciones viene repitiéndose quizá desde el siglo XVIII y con seguridad desde el XIX. Una de sus características es el estilo barroco decadente que en ocasiones lo vuelve poco inteligible, sobre todo para el común del pueblo que lo recitaba y que, sin duda cada vez menos, todavía lo hace. Véase un ejemplo cualquiera, un vocativo, tomado de una oración que solía rezarse antes de la comunión, extraído de un devocionario: "Clementísimo Dios, que con tanta liberalidad nos franqueais del archivo de vuestra misericordia los copiosos tesoros de vuestra sangre para purificar con ellas las feas manchas de la culpa..." Nótese que, aunque ciertamente los latines de la misa eran totalmente incomprensibles para la casi totalidad de los fieles, la sintaxis de las oraciones devotas (redactadas en español) las convertía también en una especie de texto mágico, que se pronunciaba sin comprenderlo.
        Como sabemos, ha desaparecido ya hace años el latín del culto católico y con él otras muchas cosas, que por diversas razones algunos echamos de menos, como el canto gregoriano, que se ha sustituido hoy por los más chabacanos sonsonetes. Me enteré recientemente de que también los textos religiosos y devotos en español serán modernizados. Se me dio el siguiente ejemplo: el tradicional padrenuestro en la parte aquella que dice "venga a nos tu reino" se modificará en los siguientes términos: "venga a nosotros tu reino".
        Modificación, como se ve, muy conveniente. En efecto, ese nos no tenía justificación alguna, ya que el pronombre de primera persona del plural que corresponde a los complementos circunstanciales es nosotros y no nos, que sólo puede ser objeto directo o indirecto. No decimos, por ejemplo, *acércate a nos sino "acércate a nosotros". Con la corrección explicada se evitará además la curiosa confusión que alguien me dijo que tenía con ese pasaje del padrenuestro, y que consistía en creer que ese subjuntivo más circunstancial (venga a nos) era un raro y poco cristiano imperativo (vénganos) que no tenía mucho que ver ni con la bondad divina ni con el contexto.
        Ojalá entre las modificaciones que se están haciendo a los textos devotos se revise el empleo de vosotros y ustedes ("tomad y comed" contra "tomen y coman"), lo que creo que no será nada fácil, pues tendrían que intervenir en ello no sólo la gramática sino también la dialectología y la sociolingüística, ya que un vosotros no tiene el mismo valor en boca de un mexicano que en la de un madrileño.

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