Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
HACE ALGÚN TIEMPO solían reprobarse enunciados como los siguientes: "fue ése el momento más álgido de la discusión" o "en agosto llega el verano a su punto más álgido". A juicio de los gramáticos, tales empleos del adjetivo álgido eran impropios porque en esos enunciados se modificaba sustancialmente el significado preciso de la voz. Álgido, en efecto, proviene del latín algidus, que en esa lengua tenía el único significado de 'frío, yerto, aterido de frío'. Significado que conservó en español. Según esto, el momento más acalorado de una discusión o el punto culminante de un caluroso verano o de un competido partido de futbol no podría calificarse de álgido ('frío'), pues este vocablo sería un verdadero antónimo de tales adjetivos: álgido ('frío') es ciertamente lo contrario de acalorado.
        La explicación de este desplazamiento en el significado de álgido (de 'frío' a 'culminante') puede estar en el lenguaje de la medicina, en el que, en primer lugar, existe la (por lo menos en apariencia) antitética denominación fiebre álgida ('acompañada de frío glacial'). Si hay fiebre, según los diccionarios, cuando la temperatura del cuerpo sube a más de los 37 grados, y álgido es 'frío, yerto', parece contradictorio el término fiebre álgida. En segundo lugar, debido a que ese tipo de fiebre (la álgida) suele producirse en el momento más agudo de una enfermedad, el término álgido(a) pasó a significar, en general, 'culminante' o 'máximo' y se aplicó a cualquier clase de circunstancias, incluidas las que implican acaloramiento.
        Este uso de álgido con el sentido de 'culminante' fue considerado, hasta hace poco, como no muy elegante y no recomendable. En su célebre Diccionario de uso del español, publicado en 1966, María Moliner se refiere a este empleo como impropio y característico del lenguaje vulgar. En sus sucesivas ediciones, en la entrada álgido, el DRAE sólo incluía las acepciones de 'muy frío' (primera) y, como segunda, el tecnicismo médico (fiebre álgida). Sin embargo, precisamente en la vigésima entrega, correspondiente al año 1984, aparece por primera vez, como la tercera acepción (figurada) de álgido, la siguiente: "dícese del momento crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etcétera". Hizo bien la Academia, me parece, en consignar un hecho lingüístico muy extendido entre los hablantes, quienes, como se sabe, son los verdaderos reguladores de la lengua.

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