Para arriesgar alguna explicación sobre la evolución en el empleo y el significado del vocablo antro, conviene que antes se vea el sentido con el que se usa en cada uno de los siguientes textos:
1)
No produce esta parte algún viviente
Ni yerba verde su distrito seco,
Que solo vive allí; la presa gente
Y de las voces el aullido el eco.
Es de la fiera cárcel presidente,
Que rige el antro tenebroso y hueco
Eolo, que manda en el obscuro espacio,
Y tiene en él su cóncavo palacio.
José de Villaviciosa (español),
La mosquea, poética inventiva
en octava rima (1615)
2)
Catalina: ¡Que nos hemos equivocado de sitio! ¡Vámonos!
Aniceto: ¡No, siéntese! Quiere decir que el tal Camaleón no se ha atrevido a salir a escena.
Catalina: ¡No me extraña!
Aniceto: ¡Y si tiene miedo es porque está complicado en esto más de lo que pensamos!
Catalina: ¡Más miedo tengo yo de que me vea algún conocido en un antro como éste! ¿Qué pensarán?
Catalina: ¡Que nos hemos equivocado de sitio! ¡Vámonos!
Ignacio García May (español),
Operación ópera (teatro) (1991)
3)
En la internet puede encontrarse, en la página antreando.com: “deambulando de antro en antro… Antreando es el directorio por excelencia de antros, bares, foros y restaurantes de México…”
En el texto 1, la voz antro tiene el significado al que alude la definición que de ese vocablo hallamos en el Diccionario de Autoridades del siglo XVIII: “Lo mismo que cueva, gruta o caverna. Es voz poética y tomada del latín antrum”. La definición no ha cambiado hasta nuestros días, pues en la edición del Diccionario académico de 2001 (la 22ª), la acepción primera de antro dice: “Caverna, cueva, gruta. Úsase más en lenguaje poético”. En efecto, aunque con poca frecuencia, se sigue empleando la voz con ese significado en el español escrito contemporáneo. En Aventuras en las cinco partes del mundo (1986), Gutierre Tibón escribe de uno de los personajes de su libro: “En pleno siglo XX, no vive como sus hermanas de la antigüedad en un templo o en un antro montañoso: en cambio, enseña fonética, dirige a filodramáticos y agasaja espléndidamente a sus amistades en una capital americana”.
El particular significado que la voz antro adquiere en el texto 2 es relativamente reciente, si se considera que apenas enla edición manual del Diccionario académico de 1983 se añade, como segunda acepción, y señalando que se trata de sentido figurado, la de “local, establecimiento, vivienda, etc., de mal aspecto o reputación”. Con esta particular acepción el vocablo antro se emplea hoy en el español hablado y escrito de todas partes, y constituye, me parece, su actual valor semántico predominante.
Finalmente, el antro o los antros del texto 3 nada tienen que ver con el antro del texto 1 y poco o muy poco con el antro del texto 2. En México, y tal vez en alguna otra parte, se llama antros a ciertos establecimientos adonde acude la gente a divertirse, a tomar unas copas, a bailar o, como se dice hoy, a socializar. Un antro, en México, no es precisamente un bar, aunque se sirvan bebidas, ni un restaurante, aunque pueden pedirse platillos, ni un salón de baile, aunque la gente puede bailar, ni un cabaret, aunque puede haber espectáculos, ni una sala de conciertos aunque puede alguien acudir a oír cierto tipo de música. Ningún noctámbulo mexicano confunde un antro con un bar, o con una discoteca, o con un salón de baile, o con un club nocturno. Es sin duda un tipo particular de establecimiento de diversión para cuya definición es necesario tomar en cuenta que los que los visitan ciertamente lo hacen para convivir con otras personas, para socializar, pero buscan asimismo que los demás clientes, en alguna medida, sean de su misma clase, de su mismo nivel económico, de su mismo tipo de gustos, etc., pues de otra forma les resultaría difícil la anhelada socialización. Permítaseme un paréntesis. Este específico sentido de socializar no aparece todavía en el Diccionario académico, donde el verbo solo tiene las dos siguientes acepciones: transferir al estado propiedades particulares y promover condiciones que favorezcan el desarrollo integral de las personas. Convendría añadir este nuevo socializar: en la escuela los niños socializan, en los antros los parroquianos socializan… El otro día, leyendo un diario, me enteré de que a una hermosa joven millonaria, que frecuenta antros por todo el mundo, se le conoce como la Socialitè (!).
Vuelvo al tema de esta nota. Como se ve, la palabra antro, con este último peculiar significado, en cierta forma se ha prestigiado. Ello no quiere decir que algunos antros, además, no puedan merecer también llamarse antros porque sean establecimientos “de mal aspecto o reputación”. Pero no se les llamará antros por esa razón, sino por la explicada en el párrafo anterior. Quizá comenzó a decírseles antros por cavernosos y porque tenían cierta mala reputación. Hoy empero la voz antro designa cierto tipo particular de bar-restaurante-cantina-centro nocturno- table dance -cabaret y un largo etcétera, de muy difícil definición (definir es poner límites) y de muy fácil identificación: ningún enterado confunde un antro con una cantina o con un centro nocturno (si todavía los hay). En México, creo, ése es el significado casi exclusivo de la palabra antro. Ha quedado en el olvido, hace mucho, el antro sinónimo de caverna y, también, el antro como establecimiento de mal aspecto o reputación. Hoy, si alguien llama antro a una pequeña, destartalada y maloliente pulquería, no faltará quien de inmediato lo corrija diciéndole que nada tiene de antro ese establecimiento. Como se ve, es necesario incluir en el Diccionario el mexicanismo antro. Difícil labor empero será definirlo con aceptable precisión. Será necesario esperar propuestas de los que frecuentan los antros. Serán, creo, los únicos capaces de definir el término.