Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LO MENOS QUE PUEDE EXIGIRSE a la ortografía (y a los que formulan sus reglas) es la coherencia. Una muestra elemental de coherencia es, por ejemplo, el que un sufijo se escriba siempre de la misma manera. Imaginemos, sea por caso, que el sufijo -ísimo, para los superlativos, en algunas palabras se escribiera con s y en otras con c: justísimo, sanísimo, pero *inteligentícimo. No habría aquí coherencia alguna. Tratándose del mismo sufijo, no hay razón alguna para que en algunas voces se cambie su escritura. En el ejemplo, el sufijo superlativo -ísimo siempre se escribe con s.
        No faltan sin embargo en la lengua española sufijos que cambian su ortografía dependiendo de la raíz a la que se unen. Puede pensarse que los sufijos -asco, -esco, -isco, -usco pertenecen a la misma familia. Son sufijos que, en general, dan lugar a sustantivos y adjetivos (derivados de sustantivos, adjetivos o verbos) que indican caracterización de persona o cosa. Así, de peña se forma peñasco, de gaucho, gauchesco; de novela, novelesco; de piedra, pedrisco; de morder, mordisco. Algunas veces se añade a la idea de pertenencia o relación la de burla o desprecio: oficinesco, sea por caso. Independientemente de los diversos matices de significación, no cabe duda de que se trata no precisamente de un mismo sufijo, pero sí de una familia de sufijos. A ello se debe que las palabras en que intervienen estas terminaciones se escriban siempre con s.
        En la lista de derivados en que intervienen los sufijos señalados hay algunas voces que expresan caracterización por medio del color o, más precisamente, por la tendencia a tal o cual color (imperfecto): pardusco (que tira al color pardo). No dejan, como los demás, de ser adjetivos caracterizadores. Sin embargo, no todos se escriben de la misma manera. Se escriben con s, de conformidad con la casi totalidad de voces pertenecientes a esta familia, los siguientes tres adjetivos que expresan caracterizaciones de colores imperfectos: pardisco y pardusco (ambos procedentes de pardo, de color que tira a pardo) y verdusco (de verde, que tira a verde oscuro). Sin embargo son más numerosos los adjetivos, también caracterizadores de colores que, contra la regla, se escriben con z (según el DRAE): negrizco y negruzco (de negro; 'de color moreno', 'algo negro'), blanquizco y blancuzco (de blanco; 'blanquecino', 'que tira a blanco').
        En ninguna gramática se expresa la razón por la cual verdusco se escribe con s y blancuzco con z. En el parágrafo 182 de la Gramática académica de 1931 se señala solamente que "en algunos (derivados en que intervienen los sufijos -usco, -usca) cambia la s en z". Podría pensarse que "así es la lengua". Creo que tal afirmación vale para muchas otras palabras cuya ortografía resulta caprichosa y no queda otra que aprenderla de memoria. Sin embargo, no se trata aquí de simples palabras, sino de un sufijo, es decir, de un elemento que compete más a la gramática que al léxico. Permítaseme otro ejemplo: por razones que no viene al caso mencionar, vaca se escribe con v y burro con b: nadie, que no pretenda abolir la ortografía, exigiría que se uniformaran (en v o en b); sin embargo el gramema -aba del imperfecto de los verbos de la primera conjugación (cantaba) es un elemento gramatical que siempre se escribe con b (ningún imperfecto de la primera conjugación se escribe con v). Pues bien, los sufijos -asco, -esco, -isco, -usco son también elementos de naturaleza gramatical. Convendría por tanto uniformar, quizá con s, los siete derivados transcritos en el párrafo anterior.

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