Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LOS DICCIONARIOS DE LENGUA ESPAÑOLA se ven en la necesidad de ir acogiendo en sus listas, cada día, las nuevas palabras, los neologismos, los extranjerismos que sin cesar van ingresando en el vocabulario, casi siempre para enriquecer el léxico español, aun cuando no faltan entre las nuevas voces vocablos innecesarios y superfluos. En particular la vigésima edición del DRAE (1984) incorpora una buena cantidad de neologismos que estaban ausentes en entregas anteriores: elite, estándar, optimar, optimizar, inflacionario, entre muchísimos otros.
        Me llama la atención que ni el DRAE ni casi ninguno de lengua española dé cabida a un galicismo muy común, sobre todo en lengua escrita. Me refiero a bonhomía. El excelente diccionario francés de Paul Robert define, con admirable precisión y brevedad, el concepto bonhomier: "simplicité dans les manières, unie à la bonté du coeur" [sencillez en las maneras, unida a la bondad de corazón]. Procede el vocablo francés del compuesto bonhomme: "homme plein de bonté, de simplicité" [hombre lleno de bondad, de sencillez]. De bonhomme y de bonhomie procede la voz castellanizada bonhomía. En algún curioso Diccionario de incorrecciones (de Fernando Corripio) se la señala como "galicismo por bondad, benevolencia, ingenuidad". Es patente que estos sinónimos son sumamente imperfectos. Bonhomía, si nos atenemos a la definición de Robert, ni es bondad a secas, ni benevolencia, mucho menos ingenuidad; es sencillez formal más bondad verdadera. Me temo que el concepto que resulta de esta suma no puede expresarse en español. Creo que bonhomía viene a ser un galicismo necesario.
        Si las ciencias y las técnicas extranjeras exigen, a los que nos limitamos a copiarlas, comprar con ellas los nombres mismos, su extraña aunque necesaria terminología, no veo por qué se les niega lugar en el DRAE a los precisos (y preciosos) vocablos que, como bonhomía, han sido ya adoptados por buenos escritores, porque también este tipo de neologismos (y no sólo los tecnicismos) resultan a veces no sólo convenientes sino indispensables.

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