Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
LOS MANUALES DE DIALECTOLOGÍA hispanoamericana hablan de ciertas formas populares en femenino que tal vez se escuchen en algunas regiones de la extensa geografía americana, pero no parece que sean usuales en México. Aquí se dice en efecto la presidenta, la licenciada, la dependienta, pero jamás he oído criminala, federala, liberala, intelectuala, naturala, orientala, mayordoma, aborígena y otras muchas de que hablan los filólogos y dialectólogos. Sin embargo sí he oído, así sea de manera esporádica, tigra, diabla, individua, tipa, negocianta y, absolutamente general, marchanta.
        Véase ahora el fenómeno contrario. El sufijo -ista, de gran vitalidad en el español contemporáneo, formador de sustantivos y adjetivos que denotan profesión, oficio, hábito, ocupación, etc., es invariable en cuanto al género (el o la dentista, hombre o mujer optimista). Se han señalado masculinos analógicos para el español rural de América que nunca he escuchado en México. Charles Kany anota los siguientes ejemplos: bromisto, burlisto, cuentisto, pianisto, maquinisto, telegrafisto. Puede ponerse en duda la real existencia de estas formaciones, sobre todo en boca de campesinos, pues no se trata precisamente de vocabulario rural. Quizá se puedan producir de manera esporádica con propósitos humorísticos.
        Sin embargo hay un caso interesante. Si hoy hay mujeres en la práctica de la arquitectura (antes reservada casi sólo a hombres), es natural que se forme el femenino arquitecta. Ahora bien, aunque modista, con sufijo -ista, no designa sólo a mujeres (el DRAE habla de 'persona que tiene por oficio hacer trajes y otras prendas de vestir para señoras'), es probable que, o bien a los hablantes les haya parecido, en este caso concreto, voz femenina, o bien consideran que antes era éste un oficio femenino (lo que también deja ver el DRAE, pues la tercera acepción de modista es 'la que tiene tiendas de modas' y también da entrada a la voz modistilla, claramente femenina), y para poner énfasis en que los hombres pueden desempeñar este oficio, forman el masculino analógico modisto, aceptado ya en la vigésima edición del DRAE.

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