Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE.
Cuando los diccionarios explican la voz emérito suelen aludir a sólo dos significados: 1) Se aplicaba entre los romanos al soldado que había cumplido bien su servicio. 2) Dícese del que se ha retirado de un empleo y disfruta de una pensión o algún premio por sus buenos servicios. Es notable que en ninguna de estas definiciones se diga que un emeritazgo -palabra que por cierto no aparece en el DRAE- puede ser, en algunos casos al menos, antes que nada una distinción, un honor, una dignidad. Creo que ése es el sentido que tiene el vocablo en el español mexicano, o al menos en la jerga universitaria, en particular en la de la UNAM, donde un profesor o investigador emérito no es precisamente un jubilado sino casi lo contrario: es un académico en activo al que la Universidad ha otorgado, por sus méritos en la docencia o en la investigación -de ahí la palabra emérito- la más alta distinción. En el artículo 33 del Estatuto del Personal Académico (EPA) de la UNAM se establece lo siguiente: "Son profesores o investigadores eméritos, aquellos a quienes la Universidad honre con dicha designación por haberle prestado cuando menos 30 años de servicios, con gran dedicación y haber realizado una obra de valía excepcional". Para su designación intervienen -después de la propuesta de al menos 20 académicos titulares-, entre otros, los siguientes cuerpos colegiados: Comisión Dictaminadora, Consejo Técnico, Comisión del Mérito Universitario, Comisión del Trabajo Académico y, finalmente, el Consejo Universitario. En el artículo 65 del mismo EPA queda establecido que "los profesores e investigadores eméritos continuarán prestando sus servicios con los derechos y las obligaciones que correspondan a la categoría y nivel que tengan en la fecha en que reciban tal distinción".
        No creo que en México sólo la UNAM tenga este noble concepto de lo que es un emérito. Supongo que, con diversas variantes, lo deben tener otras muchas instituciones universitarias o de otra índole. Me parece, por ejemplo, que existe (¿o existía?) en la Secretaría de Relaciones Exteriores la figura de Embajador Emérito; no creo que se trate de un funcionario simplemente jubilado. Si en otras partes del mundo hispánico tiene el vocablo emérito estas o parecidas connotaciones, convendría señalarlas en el DRAE. Si sólo las tiene en el español mexicano, podría añadirse como mexicanismo una acepción en la que se señale, entre los rasgos definitorios de esa palabra, el hecho de que constituye una distinción, un honor, una dignidad, conceptos ahora ausentes en las definiciones de los diccionarios. Asimismo es necesario incorporar un nuevo artículo, en el que se defina emeritazgo: 'dignidad de emérito', o algo semejante.

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