Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
HAY ESTUDIOSOS DE LA SINTAXIS que opinan que un verbo no es transitivo (ni intransitivo) en lo que podría llamarse el paradigma, o si se quiere en el léxico o vocabulario, sino que lo es sólo en el sintagma, esto es, dentro de la unidad mínima de la sintaxis conocida como oración gramatical. La que resulta transitiva o intransitiva es precisamente la oración y no el verbo. Esto quiere decir que, por ejemplo, el verbo caminar será intransitivo en "caminé por la calle", pero será transitivo en "caminé un largo camino", y en el DRAE no será ni transitivo ni intransitivo. Quizá tengan razón estos gramáticos. Sin embargo no cabe duda de que, desde un punto de vista normal (norma entendida como suma de hablas individuales), verbos como amar o leer pueden construirse siempre con objeto directo y verbos como llorar o vivir suelen carecer de complemento directo. En otras palabras, hay verbos que estadísticamente se inclinan, por su propio significado, hacia lo transitivo frente a verbos que, por la frecuencia de su uso sin objeto directo y también por su denotación semántica, se pueden designar como intransitivos, aunque con algunos de ellos puedan construirse oraciones (en cierta medida excepcionales) en que suceda lo contrario ("lo lloré mucho", "vivió una vida disipada").
        El verbo quedar entraría, en una perspectiva de norma, en la categoría de los intransitivos cuando significa 'subsistir, permanecer': "queda muy poco dinero", "si quito dos de cuatro, quedan dos". Puede ser pronominal cuando equivale a 'estar' o 'detenerse': "se quedó en México"; también puede usarse, aunque es más raro, sin pronombre: "quedó en la esquina". Muchas otras acepciones puede tener este verbo, pero en ningún caso funciona como transitivo.
        Existe en particular el significado de 'retener en su poder una cosa'. En este caso específico el verbo quedar se construye con complemento circunstancial introducido por la preposición con: "me quedé con tus cosas", "se quedó con mi libro". En el español hablado en México no es difícil oír (aunque de ninguna manera es la norma) "me lo quedo", "quédatelo", donde el pronombre objetivo directo lo sustituye, impropiamente, al circunstancial "con él" ("se quedó con él" y "quédate con él"). Se trata, creo, de un fenómeno sintáctico en el que sólo interviene el pronombre, pues nunca se construye quedar con otro tipo de objetos directos (*"yo me quedé el libro", por ejemplo). Conviene, me parece, evitar el uso transitivo de quedar. Nótese que los objetos directos que hemos visto de llorar o vivir no van contra la naturaleza del verbo, aunque éstos sean predominantemente intransitivos. La prueba de ello es que esos objetos pasan a sujetos en voz pasiva: "él fue llorado por mí", "una vida disipada fue vivida por él". Esto parece imposible con "me lo quedo"; *ello fue quedado por mí.

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