Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
NO POCOS HISPANOHABLANTES dudan de la propiedad de la expresión mucho muy. Se cree que mucho no puede anteceder a muy y se juzga el enunciado como evidente pleonasmo.
        Primeramente conviene advertir que con mucha frecuencia los clásicos reunían dos o más formas superlativas. Los manuales de gramática proporcionan abundante ejemplificación. De Cervantes son las siguientes expresiones: "era el mayor y más único libro", "muy sabrosísimo queso". Valera escribió: "el tonto del Conde creyó que Pepita había de ser tan rebuena". Escritores de importancia se dirigían a la reina como "muy devotísima y muy esforzadísima". Los ejemplos podrían multiplicarse. Ciertamente muchas expresiones duplicativas hoy no se usan. Muchas empero son plenamente aceptables. En superlativos no toda duplicación es reprobable. Mucho muy, a mi juicio, no es criticable.
        Por otra parte, puede alguien preguntarse por qué mucho antecede a muy. Recuérdese que mucho se apocopa en muy ante adjetivos y adverbios (muy feliz, muy bien). Hay sin embargo adverbios de cantidad que rechazan antes de sí la forma apocopada muy y exigen mucho. Véase que no se dice *muy más agradable ni *muy menos interesante, sino "mucho más agradable" y "mucho menos interesante". Por la misma razón, por incluir en cierta medida el adverbio más, decimos "mucho mayor, mucho menor" (y no *muy mayor, muy menor, a no ser que se refiera a la edad: "es una persona muy mayor"). La expresión que da título a este artículo entra en analogía con las anteriores. Esto quiere decir que el muy de "mucho muy interesante" es apócope de mucho y que el mucho que le antecede se justifica por la presencia del adverbio muy. Nótese que ciertamente se puede decir "muy, muy interesante", pero se trata de una simple repetición y el primer muy no está modificando al segundo.
        Puede señalarse por último que este uso de mucho por muy ante algunos adverbios es fenómeno del español moderno, pues en los clásicos de los siglos XVI y XVII sucede a menudo lo contrario. Así, se puede leer en santa Teresa "cosa muy menos importante".

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