Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
APARTE DE LA CURIOSA ETIMOLOGÍA de antojar (procedente del sustantivo antojo y éste a su vez del latín anteoculum, 'delante del ojo', de donde puede verse de paso la propiedad de llamar en México antojitos a esas ricas viandas populares que comienzan a gustarse con la vista), la expresión que da título a esta nota resulta interesante, desde un punto de vista sintáctico, por varias razones.
        La gramática y el léxico señalan claramente que el verbo antojarse (no se registra antojar) es, por una parte, de tipo pronominal, esto es, que por fuerza debe usarse con el pronombre se y, casi siempre, además con alguno de los pronombres me, te, le, nos, etc., en función de objeto indirecto: "se me antojó un helado", "siempre hace lo que se le antoja", "eso se antoja". Por otra parte, debe señalarse el carácter unipersonal del verbo, que sólo se usa con las terceras personas. De ahí la imposibilidad de construir oraciones como *yo antojo.
        Ahora bien, en el español mexicano se produce en ocasiones un cambio de régimen en el verbo, observable tanto en el hecho de que se construye sin el pronombre se cuanto en que se conjuga en personas diferentes de la tercera y, finalmente, en que aparece con un objeto directo, pronominal en el caso del ejemplo (me). Cuando alguien come un apetitoso pastel frente a una persona que está a dieta, ésta puede decirle "no me antojes", con verbo en segunda persona, obviamente sin el se y con un pronombre me que, me parece, no puede analizarse como objeto indirecto sino directo. Todo ello se debe, creo yo, a que en tal expresión se ha dado un cambio semántico, sobre todo en el verbo, pues "no me antojes" viene a equivaler más o menos a "no me incites (a comer)", y por ello, por una parte, se elimina el pronombre se y el carácter unipersonal del verbo, y por otra, éste queda en posibilidad de tener objeto directo.
        En este caso, como en tantos otros, juzgo que más que hablar de propiedad o impropiedad, debe simplemente destacarse la gran creatividad de que a cada paso dan muestra los hablantes.

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