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PUEDE UNO PREGUNTARSE por qué, teniendo el mismo origen etimológico en el verbo latino videre, prever y proveer tengan estructura fonológica diferente (ver y veer, respectivamente). Hay necesidad de recordar que la d intervocálica latina tendía a perderse en español, lo cual ocasiona en el caso de videre un hiato de vocales iguales (videre da veer). Por otra parte, lo corriente es que las dos vocales se reduzcan a una sola sílaba a partir del siglo XIII. Así, el medieval veer se hace ver y seer (de sedere) se vuelve ser. Preveer, por tanto, dentro de la regla general, pasó a prever.
        Hay vocablos, empero, que conservan el hiato; son raros, y Menéndez Pidal los explica así: "la fecha (de la reducción) depende del mayor o menor uso que desgasta las palabras; así, viere hacía antiguamente veer; pero ya al fin de la Edad Media se decía ver, mientras el menos usado proveer conserva hasta hoy mismo su hiato".
        El mismo filólogo hace ver en la edición de 1966 de su Manual de gramática histórica que "la Academia adoptó prover". Quizá esto haya ocurrido sólo en las primeras ediciones; en las más recientes sólo se consigna proveer. Es interesante sin embargo señalar que ciertas voces siguen apareciendo en el vocabulario académico a pesar de que dejaron de usarse, según los filólogos, en el siglo XIII, como es el caso de veer y seer. En ambas se da cuenta ciertamente de su carácter anticuado, pero podría plantearse la duda de por qué sólo unas poquísimas voces del siglo XIII o XIV siguen teniendo lugar en el DRAE de 1984. Creo yo que el DRAE, con acierto, prefiere conservar estos vocablos medievales con objeto de que se entienda más fácilmente la estructura de voces modernas que conservan este hiato, como proveer, veedor, proveeduría para el caso de veer y, quizá, sobreseer ('desistir') para seer.