Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
EN LA VIGÉSIMA EDICIÓN del DRAE (1984) no aparece la voz profesionista, que en México designa a 'la persona que ejerce una profesión', concepto que, según ese mismo lexicón, debería expresarse por el vocablo profesional (acepción 2), palabra que en nuestro país se usa cada vez más como adjetivo para indicar 'lo perteneciente a la profesión' y, quizá con mayor frecuencia, 'persona que ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación' (acepciones 1 y 5).
        El sufijo -ista, de alta productividad en el español contemporáneo, sirve para formar sustantivos, derivados de sustantivos y verbos, que indican oficios y ocupaciones (perfumista, ebanista), y también da lugar a sustantivos que designan personas que están adheridas a alguna creencia, doctrina o teoría (nihilista, socialista, transformacionalista).
        El sufijo -al, por su parte, puede formar adjetivos y sustantivos. Estos últimos tienen sentido colectivo y con frecuencia designan lugar de cultivo (tomatal, platanal) o pueden tener a veces valor aumentativo (dineral). Los adjetivos construidos con el sufijo -al tienen una gran variedad de significaciones y quizá puedan sencillamente calificarse como caracterizadores (personal, musical, ideal, cultural).
        No son pocos los lingüistas y filólogos que han tachado al español de América de arcaizante y conservador. No deseo ahora detenerme en este juicio, particularmente discutible, sino sólo señalar que lo que es arcaico para un hispanohablante de España (prieto como 'moreno', por ejemplo) puede ser plenamente válido y actual para la inmensa mayoría de hablantes del español (los americanos) y por ende no parece conveniente calificarlo como arcaísmo, lo que me lleva a pensar, por otra parte, que el concepto mismo de arcaísmo es eminentemente relativo, aunque puede haber ciertamente arcaísmos absolutos, cuando la voz es hoy desconocida por la gran mayoría de los hispanohablantes (yantar por 'comer', sea por caso).
        Lo que deseo ahora destacar es el hecho de que el español americano es, en muchos aspectos, innovador. El sencillo ejemplo profesional/profesionista es una muestra de ello. El crear la voz profesionista como sustantivo para designar al que ejerce una profesión, totalmente en concordancia además con el valor tradicional del sufijo -ista, permite reservar el vocablo profesional para un uso adjetivo que se refiere a la capacidad y aplicación que se pone en práctica cuando se ejerce una profesión. Dado que el DRAE explica estos dos valores en la sola entrada profesional, es de suponerse que en el español peninsular se usa esta voz de manera indistinta para una y otra función (sustantiva y adjetiva). Creo que la innovación mexicana (¿o quizá americana?) de distinguir profesionista y profesional es útil, pues colabora a una mayor precisión en la expresión de los conceptos.

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