Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
Minucias del lenguaje - José G. Moreno de Alba, publicadas por el FCE
CUALQUIER DISCIPLINA o actividad humana tiene necesidad de usar términos especializados, neologismos específicamente inventados. Se acude para ello a determinados procedimientos lingüísticos, como la derivación, la composición, la reconstrucción de voces griegas o latinas, la adopción de extranjerismos... Lo normal es que el uso de estos vocablos, de significación ignota para el común de los hablantes, quede circunscrito al ámbito de los especialistas. El lector de periódicos, afortunadamente, no suele encontrarse en sus páginas con vocablos y frases como archifonema, subcategorización léxica, matrices de fonemas, recursividad marginal, entre otros muchos que un lingüista conoce y usa. Sin embargo existen áreas que por una u otra razón interesan también a los profanos. Así, por ejemplo, aun siendo verdaderos ignorantes de la economía, somos no pocos los que nos interesamos en asuntos de finanzas y leemos con atención, en diarios y revistas, lo relacionado con esos temas, quizá porque se trata de asuntos que influyen de manera importante en nuestra cotidianidad.
        Creo que la propiedad o impropiedad de neologismos pertenecientes a determinada jerga debe ser juzgada ante todo por los que participan en la disciplina, más que por filólogos o lingüistas. Ahora bien, si algunos vocablos desbordan los límites de los expertos y paulatinamente van siendo acogidos en el vocabulario general de una lengua, conviene, me parece, reflexionar sobre su validez. En la prensa de hace algún tiempo a la fecha se viene usando, en columnas de contenido económico, el vocablo reconversión en contextos como el siguiente: "la reconversión industrial podría generar desempleo". También aparece en artículos referentes a la educación: "debido al proceso de reconversión educativa que vivimos..."
        Un economista me informó que el término reconversión viene a significar algo así como un proceso de modernización o de tecnificación (otro neologismo, aunque menos reciente y menos opaco) de las empresas que les permite competir y exportar.
        No cabe duda de que la elección de la palabra para darles tales conceptos no fue muy feliz. Ni la base, ni el prefijo, ni la suma de ambos tienen mucho que ver con lo que se quiere expresar. Si conversión, entre otros significados aún más alejados, significa 'mutación de una cosa en otra', y el prefijo re-, entre sus muchos valores, tiene el más frecuente de 'repetición', se tendría que reconversión es una 'mutación repetida'. Obviamente, si se eligen otros de los sentidos de re- el resultado es todavía más inconveniente: en refluir, re- significa 'movimiento hacia atrás', y en tal caso reconversión sería un 'cambio hacia atrás'.
        Ignoro dónde pudo originarse este vocablo. No parece anglicismo, sólo que sea muy reciente también en inglés. Se requeriría toda una investigación que incluyera agencias internacionales de noticias para averiguarlo. Lo importante es que quizá todavía se esté a tiempo para buscar un vocablo que convenga mejor a lo que se quiere decir.

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