Refrán popular que, a partir de la ironía de las súbitas pretensiones matrimoniales de la mujer a quien se le ha dicho alguna flor, se refiere, en general, a las situaciones en que alguien, tras un halago, quiere inmediatamente más. Tiene la forma de una declaración constativa cuyas dos partes están concatenadas como una secuencia cronológica: "apenas" "y ya". Su enunciación es preferentemente exclamativa. Variantes: "apenas le dicen 'mi alma', y ya quiere su casa aparte" (F. 12); "apenas les dicen 'mi alma', y ya están pidiendo al cura" (F. 122); "apenas les dicen 'mi alma', y ya están pidiendo casa" (F. 90 y 122); "apenas les dicen 'mi alma' y ya están pidiendo cura" (F. 90); "apenas les dicen 'mi alma' y ya quieren casa aparte" (F. 35 y 116).