Dicho del mundo ranchero que expresa que el caballo blanco "no sirve para nada", según dice Rubio. Paremiológicamente, sólo funciona en sentido literal aunque también puede usarse para expresar algún complejo racial. En todo caso, la sentencia o sanción expresada en el segundo hemistiquio está construida en función de la rima con el primo y sólo tiene sentido a causa de ella. Desde luego, forma parte de los dichos arbitrarios que, en forma de sentencias casuísticas, circulan en el mundo de la charrería sobre los colores de los caballos.