Refrán popular que en forma perfectamente concisa significa lo que enuncia. Se basa en el tópico de que las cosas importantes no hacen ruido en tanto que lo ruidoso es síntoma de inutilidad. De hecho, tiene el mismo sentido paremiológico que el archirefrán "perro que ladra no muerde". Desde el punto de vista formal, es un refrán perfecto: consta de sólo cuatro palabras distribuidas de tal manera que las dos primeras describen la situación de la que, declarativamente, hablan las dos últimas. Consta, por lo demás, de dos hemistiquios tetrasílabos unidos por rima asonante.