Refrán de uso general cuyo trasfondo cultural alude a la costumbre católica de abstenerse comer carne algunas fechas del año a las que se el habla popular denomina "vigilias" y expresa la desgraciada situación del pobre que la mayor parte del tiempo no tiene para comer carne y que, cuando tiene, resulta que está prohibido. El sentido paremiológico del refrán se refiere simbólicamente a cualquier situación de penuria en que cuando finalmente se logra obtener algo, la oportunidad ya ha pasado. Formalmente es un refrán de circunstancia que consta de dos partes en que coinciden posibilidad e impedimento: la primera se indica la posibilidad; en la segunda, el impedimento.