Refrán ranchero que se usa para interpretar situaciones de competencia y cuyo sentido paremiológico apunta a defender el triunfo del más capaz. En el hablar popular mexicano, "rajarse" significa "echarse para atrás" o desdecirse de algo ya prometido ya anunciado. La metáfora que subyace al refrán se refiere a los crucifijos, frecuentemente de madera, que hay en cualquier iglesia de cualquier pueblo. Se atiene al tópico de que el más débil es siempre vencido por el más fuerte. Variante: "de cristo a cristo, el más apolillado se rompe" (F. 90 y 122).