Refrán popular que en forma expresiva dice que el egoísta y el tacaño lucran más que el dadivoso. Combate el tópico muy extendido en el refranero de que la generosidad siempre es recompensada. Parte, por tanto, del mismo supuesto que el refrán: "el que da pa' que le den, engañado debe ser" o bien "el que da todo lo que tiene, acaba por perder al que no da".