Refrán popular de índole ranchera que significa que Dios no necesita instrumentos para castigar. Tiene la forma de una sentencia exclamativa. Las variantes del refrán hacen desfilar una serie de objetos con que se suele castigar a las bestias para que caminen: palo, cuarta, cuero, vara. Rubio cita la tradición paremiológica española equivalente: "Dios castiga sin palo ni piedra"; "Dios castiga y no a palos". Variantes: "Dios castiga sin cuero y sin palo" (F. 122); "Dios castiga sin palo ni cuarta" (F. 38, 122 y 126); "Dios castiga sin palo y sin cuarta (F. 12, 35, 66, 90, 113, 116 y 132); "Dios castiga sin vara y sin cuarta" (F. 70).