A la inversa del refrán "el caballo, primero bueno que manso" aquí se aprecia en primer lugar la mansedumbre. Como el, se trata de una locución culta de uso ranchero. Las preferencias de los caballos a partir de una cualidad u otra o a partir de uno u otro color son totalmente arbitrarias y es factible encontrar una sentencia que afirme lo contrario.