Refrán popular de enunciación sentenciosa que significa lo que enuncia: que el pan caliente hace daño a los dientes. Tiene la forma de una declaración sentenciosa. En sentido literal se usa en el mismo sentido que el refrán: "agua fría y pan caliente, nunca hicieron buen diente" Se usa, en sentido paremiológico, para expresar que las cosas muy calientes afectivamente cuestan al final. Tiene rima consonante entre sus dos partes.