Refrán popular cuyo sentido paremiológico se atiene al tópico de que hay que afrontar las consecuencias de las propias acciones. A él se atienen refranes como "a quien presta la frazada, le toca aguantar la helada" o "arriba ya del caballo hay que aguantar los respingos". Tiene la forma sentenciosa de los refranes "el que" cuyo primer miembro, como se sabe, indica la situación sancionada por el refrán en tanto que el segundo expresa la sentencia o sanción correspondiente.