Refrán popular de origen ranchero que se estructura en el doble sentido que tiene la expresión "perder los estribos". El refrán, pues, puede ser entendido en sentido literal y puede ser entendido en sentido metafórico que es el que le interesa al uso paremiológico. El refrán en forma sentenciosa aconseja no perder los estribos. Es decir, no perder el control de sí mismo. Hay una rima consonante al mezo entre las dos partes del segundo hemistiquio.