Refrán popular de origen ranchero relativo al clima por cuyo motivo se constata que en los dos primeros meses del año mueren los viejos, en tanto que en los meses tercero y cuarto lo hace personas de todas las edades. Tiene la forma de una sentencia cuyos hemistiquios, sin embargo, tienen rima al mezzo. Variante: "enero y febrero, desviejadero" (F. 12, 37, 66, 89, 90, 122 y 132).