Dicho rural que enuncia una verdad rudimentaria en el saber agrícola sobre la cosecha. Literalmente significa lo que enuncia; paremiológicamente, en cambio, aconseja tomar de entre las cosas de la vida las que valen y dejar las que no. La parábola del grano contrapuesto a la paja es muy frecuente en la imaginería moralizante de la cultura judeocristiana.