Dicho popular que en forma de un par de interrogaciones contrastadas expresa que las cosas y sobre todo las personas en algún sentido "nuevas" suelen ser objeto de atenciones y cuidados en tanto que las cosas y personas viejas son arrumbadas en cualquier parte. Se atiene a un doble tópico: omnia nova placent (lo nuevo agrada), por una parte, y consueta vilescunt (lo acostumbrado aburre). Variante: "jarrito nuevo, ¿dónde te pondré?" (F. 66, 70, 90 y 132).