Refrán popular que sentencia que el oprobio de ser pobre se quita con dinero y sólo con eso. El refranero mexicano, como los refraneros hispánicos, insisten en que las feas se vuelven bonitas si tienen dinero y en que el dinero hace que un tonto sea listo y un sucio sea limpio y huela bien. Pues, como dice un refrán: "aunque salga de manos asquerosas, el dinero siempre huele a rosas" y "a quien tiene buenos dineros, le huelen bien hasta los pedos". Y, desde luego: "Cuando yo tenía dinero, / me llamaba don Tomás; / ahora que no tengo nada, / me llamo Tomás nomás"