Refrán popular de origen ranchero que expresa una verdad ancestral: en los problemas de un pueblo o de un grupo humano los que sufren las consecuencias son siempre los más débiles. El tópico que subyace a este refrán es mejor que sufra uno a que sufran muchos que con frecuencia ha sido empleado en la política para asuntos tenebrosos. Otras formas de este refrán no utilizan la imagen ranchera de una reata sino una imagen urbana de un hilo o de una pita que se revientan por lo más delgado.