Refrán popular que se usa para explicar o comentar la mala acción de alguien a quien se consideraba un amigo. Muestra la desconfianza que el refranero tiene hacia las formas de amistad más comunes. Contradice la percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate de tu enemigo y confía en tu amigo". Se basa en la contraposición entre amigo y enemigo: contra la presuposición común sale mejor tratado el enemigo que el amigo.