Refrán ranchero que, contra la expectativa general entre los criadores de caballo y los rancheros de que hay que cuidarse de los caballos briosos, el refrán sentencia que son más peligrosos los caballos mañosos. Se usa, desde luego, no sólo en situaciones que implican caballos: para censurar las personas taimadas, mañosas e hipócritas de apariencia mansa pero malignas por dentro. También aquí, pues, se contradice la percepción generalizada de un tópico del tipo "cuídate del caballo brioso". Tiene la forma de una plegaria.