Refrán popular que expresa mediante un ejemplo la predestinación de todas las cosas como parte de una concepción predeterminista de la vida. Se atienen a un doble tópico "todo está predeterminado por el destino", por una parte, y "contra el destino no se puede". El texto que conforma este refrán proviene de una estrofa recogida por Rubio: "Los árboles en el monte / tienen su separación: / unos nacen para santos y otros para ser carbón". Variante: "unos nacen para santos, y otros para ser carbón" (F. 90 y 116).