Refrán que en sentido literal dice lo que enuncia. Paremiológicamente, significa que nunca falta alguna ayuda en trances difíciles. Se usa, precisamente, para comentar la ayuda oportuna recibida en un trance difícil. Aunque también se usa en sentido negativo. A saber el refrán previene que siempre es posible esperar que aparezca un idiota con problemas. Variante: "nunca falta un burro en un mal paso" (F. 90).