Carlos Fuentes/Arnaldo Orfila: Cartas cruzadas, 1965-1979, edición de Ignacio Padilla

Martes, 26 de Noviembre de 2013
Carlos Fuentes/Arnaldo Orfila: Cartas cruzadas, 1965-1979, edición de Ignacio Padilla
Foto: Academia Mexicana de la Lengua

“Es una muestra de una larguísima amistad. Pero, sobre todo, es el reflejo de dos formas admirables de la intelectualidad”, afirma el escritor Ignacio Padilla sobre la correspondencia que sostuvieron durante 11 años el escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) y el editor argentino Arnaldo Orfila (1897-1997).

“Se evidencia una relación de mutuo respeto, de responsabilidad, de trabajo editorial cotidiano y, al mismo tiempo, de mucha pasión”, comenta en entrevista con Excélsior el novelista tras revisar las 73 misivas que estos “cómplices leales y lúcidos” intercambiaron de manera nutrida entre 1965 y 1972 y luego, de forma escasa, entre 1976 y 1979.

“Son 11 años cruciales para el mundo, para América Latina y para la literatura universal, que asiste al milagro del boom latinoamericano”, explica sobre el periodo retratado por estos dos protagonistas del siglo XX.

Este intercambio de ideas, de pasiones y lecciones sobre el oficio de escribir y el oficio de editar ha sido reunido en el libro Carlos Fuentes/Arnaldo Orfila: Cartas cruzadas, 1965-1979, que acaba de publicar Siglo XXI Editores, sello fundado por Orfila.

“La correspondencia entre ambos vertebra la década de aquel estallido portentoso de obras e ideas, pero va mucho más allá”, agrega el ensayista.

“El intercambio entre Fuentes y Orfila se da en el momento cumbre de la salida de éste del Fondo de Cultura Económica, a raíz de la censura que ejerció el diazordacismo sobre el ensayo ‘Los hijos de Sánchez’, de Oscar Lewis; y, sobre todo, se da en plena orquestación del apoyo que Fuentes le otorga a Orfila a la cabeza de toda la generación del ‘boom’, que evidentemente se encuentra organizada por Fuentes, quien se presenta al mundo como el ingeniero de estos puentes”, añade.

La mayoría de las cartas, detalla el académico de la lengua, tienen que ver con lo que Fuentes llamó “los sesentayochos”; esto es, la sacudida conjunta que de las “consciencias tranquilas” hicieron el Mayo Francés, la Primavera de Praga y el Tlatelolco Mexicano.

“Por lo que escriben, por lo que exclaman y hasta por lo que omiten Orfila y Fuentes en sus cartas es hoy posible cartografiar con detalle así Vietnam como Tlatelolco, Moscú o La Habana, Nueva York o el discreto rincón de la colonia Del Valle.

“Aquí están ya los sinos de la emoción y la decepción de varias generaciones frente a la Revolución cubana; allá van los encuentros y desencuentros de todo un continente que se unió contra los totalitarismos y que vio escindirse a la izquierda; acullá deslumbran la solidaridad de los intelectuales latinoamericanos ante la renuncia de Octavio Paz en la India”, destaca.

Padilla explica que existe un enorme hueco, que no hay misivas entre 1972 y 1975. “Una de las razones es que Fuentes estaba en México. Las misivas escritas de 1965 a 1971 son muestra de la comunicación de un Fuentes que está en Europa. Las de 1979, que son pocas, son muy formales, casi oficios diplomáticos”.

Quien considera “una aventura maravillosa” haber “anotado” las cartas resguardadas en el archivo de Fuentes que custodia su viuda, Silvia Lemus, piensa que “si algo dejan ver es que no sólo marcan el siglo que habitaron, sino que dirigieron en enorme medida al resto de sus contemporáneos, su manera de ser intelectuales, generosa, expansiva, poco competitiva, la apertura de espacios y puertas a la literatura latinoamericana”.

Por su parte, Jaime Labastida, editor de Siglo XXI, apunta en la presentación de este libro de 192 páginas: “Años turbulentos que no admiten la sola explicación de la guerra fría ni las presiones de Estados Unidos sobre México ni la personalidad agria de (Gustavo) Díaz Ordaz. Hay un conjunto de factores, entre otros, el hecho de que la Revolución mexicana, resuelta en mito, no admitía críticas sino alabanzas. En ese ambiente turbio, enrarecido, sujeto a todas las pasiones, nacieron las cartas entre Fuentes y Orfila.

“El lector hallará en ellas el entusiasmo y la lucidez unidas: Fuentes muestra, a lo largo de esta correspondencia, su actitud vibrante y combativa. Está lleno de futuro. A Fuentes, sin duda, le hubiera correspondido, después de Octavio Paz, ocupar el cargo –meramente simbólico– de presidente de nuestra República de las Letras. Pero lo cierto es que Carlos –y eso se advierte con entera claridad en estas cartas– siempre fue el embajador de nuestras letras. Sin duda, el mejor de los embajadores, el que abría las puertas de revistas y editoriales a los jóvenes, el que acudía en defensa de los intereses de las letras españolas y de América Latina”.

Y Padilla concluye. “Hoy, tras la desaparición física de ambos corresponsales, no podemos menos que agradecer que su pasión en estas cartas se mantenga tan a flor de piel”.

Libro

Título: Carlos Fuentes/Arnaldo Orfila: Cartas cruzadas, 1965-1979
Compilador: Ignacio Padilla
Editorial: Siglo XXI, México, 2013, 192 pp.

Para leer la nota original, visite:

http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2013/11/26/930593


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