“La divulgación, al igual que la ciencia del país, aún está subdesarrollada”: Ruy Pérez Tamayo

Viernes, 01 de mayo de 2015

Ruy Pérez Tamayo es un ejemplo de científico integral en el nivel más alto. Sus aportaciones a las ciencias son vastas, incluyen la descripción de diversas enfermedades en México, y ha obtenido los reconocimientos más importantes otorgados en el país, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes, emeritazgos y grados de excelencia académicos, así como su membresía a El Colegio Nacional, del que es decano.

A lo largo de su trayectoria, el patólogo adquirió la valiosa vocación de compartir el conocimiento, no sólo a nivel académico o con sus pares médicos y científicos, sino también con un sector de la población más amplio, que ha leído alguno de sus más de 30 libros de divulgación científica o algún otro de sus espléndidos artículos en revistas y periódicos nacionales. Esta prolífica actividad fue uno de los pilares para la instauración del Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo, del Fondo de Cultura Económica.

Otra de sus vías para comunicar el conocimiento es la impartición de conferencias, actividad toral de los miembros de El Colegio Nacional, quienes deben exponer al menos 10 al año, cinco de éstas en su recinto ubicado en el Centro Histórico y el resto en universidades e instituciones en el interior del país.

Ruy Pérez Tamayo cumple con creces este número, puesto que imparte un promedio de entre 50 y 70 conferencias al año, la mitad en instituciones de educación superior de la capital y en el auditorio del Colegio, el resto en provincia.

Tan sólo ayer participó en el Segundo Congreso Nacional de Enfermería, en Nuevo Vallarta, dentro de un simposio contra obesidad y en los próximos días ofrecerá su curso número 11 en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. En los meses por venir tiene en su agenda compromisos similares en distintas partes del país. Es un viajero incansable, lo cual es "importante en este momento de mi vida y espero seguirlo haciendo los próximos 150 años", bromea.

De carácter recio, pero con afabilidad y sentido del humor notables, el médico relata en entrevista el desarrollo de este tipo de actividades, así como algunos detalles de la historia de El Colegio Nacional y las transformaciones de la medicina, entre otros temas. En esta primera entrega, nos centramos en su trabajo de divulgación y el panorama de la comunicación de la ciencia en otros nichos, como el periodismo.

OPTIMISMO. Pérez Tamayo se interesó por la divulgación de la ciencia muy pronto en el desarrollo de su carrera, el primer contacto con ésta fue a través de un grupo de físicos de la UNAM que publicaba la revista Física, donde colaboraban Luis Estrada, Jorge Flores y Salvador Malo, entre otros.

Lo invitaron a participar para escribir sobre su área y su trabajo fue muy bien recibido, a partir de entonces se aficionó a esta actividad. La revista cambió de nombre a Naturaleza, donde hacían divulgación interdisciplinaria de la ciencia enfocada a académicos, se editó 8 años. Al finalizar esta publicación Ruy Pérez continuó con su interés divulgativo, pero ahora con el objetivo de hacerlo para un público no especializado.

Para entonces, el fisiólogo Javier Flores gestionó en el periódico La Jornada, bajo la dirección de Carlos Payán, la publicación de una página con contenido de ciencia; invitó a algunos amigos a escribir, entre ellos al fisiólogo tamaulipeco. "Durante 11 años publiqué por semana un artículo de divulgación en La Jornada, al igual que varios miembros de la comunidad científica".
La dinámica periodística continuó hasta un incidente editorial. "Uno de los miembros que escribían tuvo un conflicto con Elena Ponitowska, quien le pidió a Carlos que ya no lo publicara. Él lo dio de baja sin avisarle al jefe de la página y entonces todos nos fuimos en solidaridad, excepto Javier Flores, quien siguió con la página".

La experiencia, apunta, dejó claro que la divulgación científica no sólo debía realizarse dentro de la comunidad académica, sino también a través de este tipo de vías para alcanzar un público mayor. "Buscamos periodistas científicos, pero no había -incluso hoy en día son pocos y se les encuentra con microscopio-, entonces los científicos tuvimos que ser periodistas. No lo hacíamos muy bien, pero lo hacíamos".

En las últimas décadas, la divulgación científica se fue transformando poco a poco en una posibilidad, añade, e iniciaron diplomados y grados académicos en el área. Ahora es posible realizar una carrera como divulgador científico y está adquiriendo un carácter más profesional. "También ha habido apertura en distintos diarios y medios de comunicación". Sin embargo, el investigador enfatiza que la divulgación y comunicación de la ciencia se mantiene como una responsabilidad de los científicos, puesto que tienen una obligación con la población "que nos sostiene. Porque somos servidores del público y debemos decirles lo que hacemos y para qué sirve".

No sólo eso, agrega, puesto que los científicos e investigadores tienen las herramientas para mostrar cómo la ciencia es capaz de mejorar su calidad de vida y que para eso sirve, además de ayudar a resolver problemas sociales, de salud y otros que no tienen más que una solución científica.

Si bien, la población requiere conocer esto y la difusión es una herramienta fundamental, Ruy Pérez Tamayo enfatiza que al igual que el resto de la ciencia en nuestro país, la divulgación es un área aún subdesarrollada. "Sin embargo, en las últimas dos o tres décadas ha mejorado y tenido una trayectoria que puede hacerle sentir a uno optimismo".


Para leer la nota original, visite: http://www.cronica.com.mx/notas/2015/901252.html


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