Leo en uno de aquellos artículos de don Atanasio Argúndez y Ávila, aquel juez que creía más en la justicia que en las leyes, que le fueron censurados por el taimado subdirector de La Voz de la Costa: “Algunos se adelantaron, se afianzaron, de algún modo, paso a paso, torcidamente se apropiaron del poder y legislaron para que los dueños de todas las decisiones sean ellos mismos y no quienes puedan en verdad oponerse. Ahora los vemos simulando diferencias, abrumándonos con un mismo discurso vacío, machacado una y otra vez, disfrazado de contienda. Pero todos comparten la misma sed de mando, y saben que la mejor manera de conservarlo es cerrar filas y repartirlo entre ellos. Ajenos a sus componendas, sin manera de participar en lo que esos simuladores determinan, sin oportunidad de intervenir, somos testigos de su empoderamiento, al que llaman democracia. Somos sólo los espectadores, la comparsa que ellos necesitan para legitimar su mascarada.” Para leer la nota original, visite:
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