Hubo, amado príncipe, un mercader tan prepotente, taimado y rico que quiso comprar el cielo. En su rústico modo de ver las cosas, si socorría a quienes había arruinado la Gloria le abriría sus puertas; de modo que a las suyas vivía una cola de menesterosos tan nutrida y constante que terminaron por acampar allí. Aquel hombre, que empezaba a sentirse viejo, creía que con eso redimiría sus culpas y empezó a urdir caridades mayores. Alarmado, el Demonio indujo a la mujer del comerciante a convencerlo: no debía perder tiempo ni afear su casa ni abollar su fortuna con esos infelices. Gloria, la mujer, con argumentos más bien carnales, en los que era reconocida experta, le hizo creer que lo que hacía falta no era acabar con esos miserables, sino multiplicarlos de modo que hubiera más desdichados a quienes consolar. Y el hombre lo hizo con inaudita pericia, al tiempo que triplicaba su caudal. (De las historias de san Barlaán para el príncipe Josafat.)
Donceles #66, Centro Histórico, alcaldía Cuauhtémoc, Ciudad de México, 06010.
(+52)55 5208 2526 Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.