El corazón de la celebración en la ciudad de México por el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor se ubicó ayer en la zona cultural de Ciudad Universitaria, a donde acudieron muchos jóvenes con el único fin de festejar y gozar la literatura.
¿Hay algo más esperanzador que ver a tantos muchachos entusiasmados por la lectura?, señaló María Teresa Uriarte, titular de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), satisfecha ante la gran afluencia a la quinta Fiesta del Libro y de la Rosa, que comenzó en punto de las 10 de la mañana con un maratón de lectura de El Quijote, de Miguel de Cervantes Saavedra.
Por iniciativa del rector de la máxima casa de estudios, José Narro Robles, se invitó a representantes de las embajadas de Reino Unido, Alemania, Italia, China, República Checa y Bulgaria para que leyeran en su idioma un fragmento de esa obra.
Algunos de los estudiantes presentes, no obstante no hablar inglés, alemán, italiano, chino, checo o búlgaro, escucharon encantados la sonoridad de las palabras. Luego de la lectura de fragmentos de la novela de Cervantes se continuó con El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, en catalán; Rayuela, de Julio Cortázar; El llano en llamas, de Juan Rulfo, y Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco. Todos contaron con traductores en lenguaje de señas.
Durante todo el día también hubo intercambio de libros libres, subastas de ejemplares, grupos de jóvenes actores deambulando entre los asistentes gritando ¡cuentos y sueños, sueños y cuentos, llévelos!, así como cabinas donde escuchar a varios autores, grabados para la serie Voz Viva de México.
Obsequio de rosas
Frente al Museo Universitario Arte Contemporáneo, se instalaron 71 puestos para albergar a unos 260 fondos editoriales de sellos como Era, Almadía, SM Editores, Planeta, Tusquets, Sexto Piso y El Naranjo. Todos obsequiaron rosas a los compradores, quienes también tuvieron oportunidad de presenciar alrededor de 25 presentaciones de libros de autores como Cristina Rivera Garza, Pedro Salmerón, Anamari Gomís, Mardonio Carballo, Paco Ignacio Taibo II, Bárbara Jacobs y Sandra Lorenzano.
¡Vengan chicos! ¡No se resistan! gritaba Sandra Lorenzano a los jóvenes que transitaban cerca de la carpa de las letras donde presentó su libro Fuga en mi menor. La invitación de la autora tuvo respuesta y en pocos minutos se llenó el foro, pero no sólo de estudiantes, también de adultos interesados en la literatura.
Respecto de la idea de realizar la Fiesta del Libro y de la Rosa, la escritora agradeció a la UNAM que la organice por quinta ocasión y subrayó que cada vez hay más expositores, más actividades musicales y más gente joven que muestra interés por los libros y la literatura.
Lorenzano aseguró que la Fiesta del Libro y de la Rosa en poco tiempo se convertirá en un acto literario superior a la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, debido al enorme entusiasmo que observa en el público que acude cada año al Centro Cultural Universitario.
Al referirse a su libro Fuga en mi menor, la autora explicó que se trata de una novela de misterio que aborda la guerra y el amor, pero sobre todo es un homenaje a la música y a sus intérpretes porque le interesaba escribir una novela sobre el proceso creativo y los secretos de la creación.
Una de las actividades más esperadas fue el encuentro que sostuvieron, en la Sala Nezahualcóyotl, Benito Taibo y Saúl Hernández, compositor, guitarrista y cantante de los grupos Caifanes y Jaguares. El tema, por supuesto, fueron los libros y la literatura.
Después de aclarar que se trataba de una charla literaria y no iba a haber canciones, Benito Taibo presentó al guitarrista y compositor Saúl Hernández para hablar de libros. El autor de Querido escorpión (Planeta) expresó que los libros crean educación sentimental y está convencido de que la literatura salva en muchos sentidos.
“Un chavito de 13 años –explicó Taibo– que lea el Diario de Ana Frank o Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco, difícilmente a los 18 años será un sicario que corta cabezas. Estoy convencido de ello por una simple razón, porque lo tocó la gracia de la literatura, esta gracia que se llama otredad, que es la posibilidad de ver a través de la mirada del otro, tan sólo un reflejo de ti mismo”.
Saúl Hernández, como Taibo, está convencido de que leer cambia la vida y de que los libros transforman. Recordó que cuando murió su madre, la literatura y la música fueron su salvación para no volverse loco.
La literatura y la música me salvaron el alma, me recibieron y cada lágrima se convirtió en una palabra. He escrito varias canciones sobre la muerte, comentó.
Teresa Uriarte señaló que el rector José Narro no pudo acudir este año a la Fiesta del Libro y la Rosa, porque, como usted sabe, se encuentra muy ocupado (debido al conflicto derivado de la toma del edificio de rectoría). No obstante, destacó que el entusiasmo entre el público asistente fue el mismo que el año pasado, cuando acudieron más de 30 mil personas.
“Ahora esperamos menos, porque en 2012 la fiesta duró tres días y ahora sólo pudimos hacerla uno, pero no me esperaba que en martes llegaran tantas personas. Estoy encantada de ver a los muchachos, estamos todos como cantándole Las Mañanitas al libro.
Leer es abrirnos al país de las maravillas, encontrar la riqueza, la aventura. Tener la posibilidad de hacer funcionar nuestro cerebro para entender otros lenguajes. Con esta fiesta el saldo es en favor de la lectura: a eso es a lo que le apostamos. Me emociona ver a los jóvenes aquí, disfrutando los libros, es esperanzador para nuestro país.
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