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Para conmemorar los 104 años del jurista, historiador y diplomático mexicano Silvio Zavala (Mérida, Yucatán, 1909), el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), El Colegio de México y la Academia Mexicana de Historia presentaron el miércoles el libro Exilio político y gratitud intelectual. Rafael Altamira en el archivo de Silvio Zavala (1937–1946), del historiador Andrés Lira.

A pesar de sus problemas de salud, el historiador Silvio Zavala estuvo presente en esa velada donde alumnos, colegas y familiares le rindieron homenaje. “A él le da mucha risa tener 104 años, dice que es una barbaridad de años”, expresó su hija María Eugenia Zavala. La también académica de El Colegio de México agradeció el homenaje, el lanzamiento del libro, así como las muestras de cariño y admiración que, asegura, han hecho que su padre llegue a los 104 años. “Él quiso asistir al acto, para él es muy importante la expresión de todos, los reconocimientos, de part de colaboradores, discípulos y amigos”, dijo la especialista en demografía, y recalcó la necesidad de que los libros que su padre escribió hace 80 años sean reeditados.

Celebra entre amigos

En el homenaje participaron el etnólogo Sergio Raúl Arroyo, director del INAH; Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología; los historiadores Alberto Enríquez Perea, Andrés Lira y Javier Garciadiego, presidente de El Colegio de México, así como Baltazar Brito, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), quienes reconocieron la trayectoria de este intelectual mexicano cuya producción historiográfica de más de ocho décadas suma 10 mil 400 documentos. Un valioso acervo que el propio autor donó, en 1995 y en 2011, a la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), y que ha permitido la edición de este libro editado por El Colegio de México y que reúne la correspondencia entre Silvio Zavala y su maestro, el historiador y humanista español, Rafael Altamira, quien falleció exiliado en México en 1951.

La obra recopila las cartas y testimonios que se conservan en el archivo de la BNAH y muestra la relación que Zavala sostuvo con Rafael Altamira, durante su estancia en Francia, en la Segunda Guerra Mundial, época en la que mantuvo correspondencia con colegas y amigos, como con Zavala, quien le ayudó a la creación de sus trabajos y promovió sus publicaciones, además de que gestionó su salida y la de su familia de Europa.

Con la presentación de este libro y los comentarios de la edición de Primeras Jornadas, 1931–1937 (Colmex, 2009), editado por Andrés Lira y compilado por Alberto Enríquez Perea, la cual reúne 15 trabajos prácticamente desconocidos de Zavala, se recordó el valioso legado que el Premio Príncipe de Asturias 1993 ha dejado con sus decenas de publicaciones y su participación en la creación y consolidación de diversas instituciones educativas y culturales, entre las que destaca su colaboración como director del Museo Nacional de Historia, de 1946 a 1954, y como uno de los principales impulsores de la fundación de El Colegio de México.

“Silvio Zavala ha estado ligado indisolublemente al INAH. Esta es una de las casas que le pertenecen y que de alguna manera ha construido”, expresó Sergio Raúl Arroyo, durante su intervención.

Brito, comentó que la BNAH está a punto de terminar la catalogación de la segunda donación que Silvio Zavala hizo al INAH en 2011. Se trata de un acervo que incluye más de mil 200 documentos, junto con sus medallas y diplomas.

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