Vicente Quirarte recuerda entrada triunfal de Benito Juárez a la capital

Miércoles, 26 de Agosto de 2015

El académico rememora la emotiva, clara y contundente lucha del Benemérito de las Américas

Como un hombre de madurez inaudita, convencido de que sólo las ideas liberales eran capaces de transformar el país para hacerlo más digno, justo y soberano, así recordó anoche el escritor Vicente Quirarte a Benito Juárez (1806-1872).

Durante una charla que ofreció anoche en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), el autor rememoró la entrada triunfal del Benemérito de las Américas a la Ciudad de México, el 15 de julio de 1867.

En la onceava sesión del curso "La República Errante 1863-1867", Quirarte llevó de la mano al público por la reflexión y la lectura de fragmentos de discursos que describieron la forma emotiva, clara, contundente, de la lucha irrenunciable de quien calificó un "héroe de tierra".

El poeta y escritor destacó la importancia de Juárez en la historia nacional, cuyos restos reposan en el panteón de San Fernando, donde los hombres de armas y letras pasan lista a quien ofrendó su vida por el bienestar de la nación y de los mexicanos.

El también investigador del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) mencionó que Juárez, quien llegó a la capital del país a los 40 años de edad, era un personaje que poseía una rectitud que lo llevó a consumar la segunda independencia de México.

El miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) describió a detalle el escenario de la entrada triunfal de Benito Juárez a la Ciudad de México.

Refirió que derrotado el imperio en Querétaro, el liberalismo triunfante preparó la entrada victoriosa de su presidente el 15 de julio de 1867. El Ayuntamiento se apresuró a erigir un arco triunfal para recibir a la legalidad itinerante; honores para el hijo pródigo que en triunfo recibía los dones del cielo, se reconocía ahora en ese hombre oscuro y tenaz.

Quirarte detalló que aquella tarde del verano de 1867, Juárez pasaba bajo el arco triunfal con una satisfacción menos estentórea pero más permanente: la defensa de la legalidad, el retorno a la tierra recobrada con las banderas enaltecidas en una resistencia, tan indómita en el campo de batalla como tenaz en los recintos civiles e inteligente en los laberintos de la diplomacia.

"Los dos versos bordados en el pañuelo que la niña Luisa Baz entregó al paso del vencedor, resumen tal hazaña mejor que todos los discursos: ´Tu grande gloria y tu victoria han sido vencer al que jamás fuera vencido´. Y la repitió una vez más, porque resume en dos frases, más que mil palabras sobre Juárez", señaló.

Al final, Quirarte, dijo que su padre, el historiador Martín Quirate (1923-1980), fue un estudioso de Benito Juárez a quien insistió en ver con todas sus luces y sus sombras, con el argumento de que la realidad es más contundente que todas las ficciones.
Para leer la nota original, visite: http://www.notimex.gob.mx/acciones/verNota.php?clv=331084


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