Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria.
Lunes
Es de madrugada
Es de madrugada,
la lluvia persiste sobre la ciudad
con su danza sigilosa.
Clarea, tú duermes y las nubes
lejos de tu sueño se dispersan.
No despiertes aún,
yo he pasado por ti la noche en blanco.
Jorge Esquinca (1957)
Ah, dulcísima, cuántas veces
Ah, dulcísima, cuántas veces
habré de romperme esta noche
tan lenta, tan tuya en su furia
de serpiente. Acude –te imploro–
mira cómo danza y se agita
este jardín desconsolado,
acoge las voces que lanzo
como naipes contra el olvido.
Acude, malévola, escucha
este sordo caer de huesos,
de garfios cruelmente aguzados;
míralos hundirse en el hueco
de mi cuerpo, donde no pueden
hallarse los fragmentos cálidos
de la palabra corazón.
Jorge Esquinca (1957)
La noche en blanco.
Cuarto menguante,
Guadalajara, 1983.
Martes
Hamacoide
Y todavía
El holgazán
Se preguntaba
¿Será verdad
Tanta
Pereza?
Tango
Hoy
Amanecí
Dichosamente
Herido
De
Muerte
Natural
Ay poeta
Primero
Que nada
Me complace
Enormísimamente
Ser
Poeta
De segunda
Del
Tercer
Mundo
30 de junio de 1969
EH y AA dicen:
Después
De todo
Todas
Han sido
El Amor
De
Mi
Vida
30de julio de 1969
Tótem
Siempre
Amé
Con la
Furia
Silenciosa
De un
Cocodrilo
Aletargado
Efraín Huerta (1914-1982)
Efraín Huerta para universitarios
Universidad de Guanajuato /
SEP / Conaculta, México, 1994.
Miércoles
Houston
10
Dijiste:
“me gusta tu nariz, tu pelo, tu poesía,
y es larga la lista”, me dijiste.
¿Dónde está mi lunita de plata?
¿En qué pozo se cayó?
Amor, veamos el lago verde de la alberca,
la ardilla en la enramada.
Vuelve a decirme que te gusta mi nariz.
11
Entró sin que lo invitáramos
y se instaló en la médula de nuestra casa.
Se llama cáncer y tiene los dedos pulpos
y la voz soterrada. No podemos correrlo.
Cabalga airoso en nuestro lecho,
pero no sabe –no la tiene todas consigo–
que en el beso de mayo sobre tu mano
yo gozo enamorada,
que yo gozo tus ingles y tu llama,
que no consigue quitarme
la frescura de mirarte´
la gratitud por tu hermosura.
12
La angustia es la telaraña del vacío,
la prisión de la nada.
Mi cuerpo siempre está atento en la oscuridad
cuando me vence el sueño junto a ti.
Te busca mi mano. Te busca.
Es como larva la angustia,
me yergo en el espasmo cuando no te alcanzo.
Pero sí, aquí estás, amor.
Hoy estás aquí.
Ethel Krauze (1954)
Houston.
Diana, México, 1996.
Jueves
Libro de segunda mano
Las huellas de sus ojos que miraron estas líneas,
son como los ojos que el espejo recuerda:
algo me dice que existen invisibles, secretas.
Leer este libro es compartir un espejo,
trasmutarse en arqueólogo:
cada lectura se ha quedado en sus tapas
y hay unos tímidos puntos de tinta
de vez en cuando en sus márgenes.
Bajo la luz de esta lámpara
siento que alguien está leyendo conmigo:
algo que obliga a paladear frases
que si las pienso me parecen anodinas;
algo les da una profundidad temporal y física.
Debajo de la voz abstracta
con la que leo en silencio
hay una punta de una emoción desconocida.
Antonio Deltoro (1947)
Imposible que hables sin mis ojos.
23 poemas sobre el libro y la lectura.
Felipe Ponce, compilador.
Rayuela, Guadalajara, 2003.
Viernes
Todos los días leo noticias sobre
desastres en los periódicos
En la cocina
en el plato azul
tres o cuatro hormigas
flotan
ahogadas
sin más contemplaciones
como lo más natural
líquido y hormigas
se van por el caño
dios no tuvo
compasión por ellas
por qué habría de tenerla
por nosotros
Rafael Vargas (1954)
Época difícil
Época difícil.
Quieres quedar bien con dios
y quedas bien con el diablo.
Aprendes poco a poco que
hay que pensar mucho cada acto
--aunque nunca demasiado.
Piensas:
quien no lucha abiertamente por el bien
colabora con el mal.
Horas más tarde tu hija te pregunta
cómo luchas por lo que crees
y en respuesta le dices
que no es tan fácil tomar partido.
A diario blasfemas y maldices
y ruegas la merced del cielo.
Si alguien te grabara a lo largo
de tres o cuatro horas
¿soportarías escucharlo?
No mientras no insultes no prometas.
El infierno existe.
Rafael Vargas (1954)
Pienso en el poema.
Conaculta, México, 2000.
Sábado
Reflejo
Sería como hallar un estanque en noche de luna
dejar caer al azar los luceros de la mano
beber agua en copa de plata, inmaculada,
y estrellar en el fondo del abismo
el espejo, reflejo único.
Angelina Muñiz-Huberman (1936)
Rescoldo
Luego de frotarse las manos como en invierno,
de estremecerse ante el calor de la chimenea
supo que ése no era el lugar de su pasión
removió con calma las cenizas del hogar
apartó la mirada del último rescoldo
y se aprestó, como tantas veces, a partir
entre hojas secas y restos de la transparencia
caminó pisando crujidos
y triturando ausencias
con una sola dirección y siguiendo el río
aún pudo recordar antes de la primera estrella
cuál era la ruta de los casos perdidos
y entonar a media voz
la oración de los aludidos.
Angelina Muñiz-Huberman (1936)
La tregua de la inocencia.
Conaculta, México, 2003.
Domingo
Nocturno
Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
La lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la intacta materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.
De Los trabajos perdidos
Álvaro Mutis (1923-2013)
Material de lectura. Poesía moderna.24
Selección y nota del autor
UNAM, México, s./f.
Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.
(+52)55 5208 2526
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