Homenaje a Eulalio Ferrer, "maestro del exilio" y fundador del Museo Iconográfico del Quijote

Martes, 28 de mayo de 2019

Moisés García

Hablar de Eulalio Ferrer es hablar del exilio y para entenderlo es necesario recurrir al Quijote, obra que adoptó como su refugio principal tras el horror de la guerra que lo obligó a dejar su patria: España.

La historia del legado cultural que heredó este humanista, una vez asentado en México, nació del intercambio de una caja de cigarros por una versión de la obra más famosa de Cervantes Saavedra, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, y a partir de ésta, nunca se alejaría hasta convertirla en un estilo de vida.

Y es que su afición creció constantemente desde que se decidiera a coleccionar las figurillas del "caballero de la triste figura", hasta fundar el Museo Iconográfico del Quijote (MIQ), que ya planea realizar una sucursal del proyecto en la ciudad de México.

Así lo señaló el director del MIQ, Onofre Sánchez Menchero, durante el evento organizado el 20 de mayo para recordar al periodista y comunicador hispanomexicano, donde además aseguró que ese trabajo que comenzó con el museo seguirá creciendo debido a su importancia a lo largo de las décadas, gracias a que también se ha ido adaptando al cambio de los tiempos.

Recobrar el sentido

Por su parte, el escritor Adolfo Castañón leyó una semblanza que realizó en torno a Ferrer, del que fuera amigo personal, donde rememoró las anécdotas que dejaron una honda huella en el español, tales como sus encuentros y amistades con Antonio Machado, Octavio Paz y Ramón Xirau.

“Don Eulalio Ferrer era un hombre que no ignoraba las conjugaciones de la gratitud y que quiso a su segunda tierra —México— con la pasión inteligente con que se reconoce y estima lo que devuelve el sentido. Pues él no sólo tuvo la fortuna de hacer fortuna, sino de recobrar el sentido al hacerla. Y esa es —según mi condolido sentir— la más poderosa enseñanza de este pudoroso maestro disfrazado de mecenas y escritor”, subraya Castañón, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, como el propio Ferrer.

Su heredera, Ana Sara Ferrer, presidenta de la Fundación Cervantista, recordó emocionada diversos pasajes de su vida, en la que influyó la biblioteca de su padre, que dijo, la contagió de esa pasión por la literatura.

“Otra de sus pasiones era el tabaco, afición que comenzó desde los ocho años, y que a la postre lo llevaría a conocer el mundo de Alfonso Quijano, al ser la única persona en posesión de una cajetilla de cigarros arriba de un barco lleno de migrantes y que curiosamente se concretara años después en este Museo y en todas esas acciones en pro de la literatura, la cultura y el humanismo en general”, agregó.

Recuento puntual

Tras el evento protocolario, los presentes participaron en la inauguración de Cronología de una colección, exposición que consta de 14 piezas variadas y relacionadas con maestros del exilio o sus alumnos.

“La línea de tiempo abarca desde 1936, año de la llegada de Ferrer a México, y finaliza hasta nuestros días”, según lo dio a conocer Luis Macías, coordinador del área de Curaduría del recinto.

La muestra estará disponible al público a partir de esta fecha y hasta finales del mes de junio.

Para recordar

Eulalio Ferrer Rodríguez nació en Santander, España el 26 de febrero de 1921, pero llegó a México como asilado político durante la Guerra Civil española, donde fue capitán a los 19 años. Durante su estancia en el país dona su colección del Quijote en varios idiomas y funda así el Museo Iconográfico del Quijote en 1987.

Para leer la nota original, consulte: https://periodicocorreo.com.mx/rinden-homenaje-al-maestro-del-exilio-y-fundador-del-miq/


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