Letras de oro de Octavio Paz seguirán esperando

Lunes, 22 de Diciembre de 2014
Octavio Paz
Foto: Excélsior

El 2 de enero de 2015 iniciarán las obras de la nueva sede de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), “y aunque querríamos que se inaugurara coincidiendo con el XV Congreso Internacional de las Academias de la Lengua, espero que, al menos, en noviembre próximo ya esté terminado”, señaló Jaime Labastida Ochoa.

El director de la AML habló del “Arboretum de Panzacola”, terreno de 11 mil metros cuadrados en dos niveles, rodeado de piedra volcánica, donde el ingeniero Miguel Ángel de Quevedo y Zubieta (1859-1946) tenía su casa de campo y sembró cientos de árboles exóticos y nativos. Ahí es donde los académicos del lenguaje en español sueñan su sede.

“La casa de la palabra”, nombre del proyecto, hoy es un predio en la calle Francisco Sosa, en el Barrio de Santa Catarina, Coyoacán, adquirido en 2012 a los descendientes del llamado “Apóstol del árbol”, con el donativo de 100 millones de pesos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) a la institución creada en 1875.

Durante una entrevista con Notimex, Labastida Ochoa informó que el encargado de la obra es el ingeniero Humberto Artigas, seleccionado luego de un concurso para adjudicar ese empleo. “A los 100 millones de pesos que nos donó Conaculta se han sumado los ahorros que la Academia había logrado reunir a lo largo de su historia”, acotó.

Justificó ese gasto al citar los trámites de carácter arancelario y todos los pagos de impuestos porque no se habían hecho en ninguna de las sucesiones testamentarias desde que don Miguel Ángel de Quevedo heredó por primera vez. “Eso nos dejó ‘secos’ en la AML”, reiteró.

Explicó que por disposición expresa del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, le ha informado que se dotará a la Academia de los recursos necesarios para terminar su proyecto. “Ya hicimos una solicitud, para el mobiliario y otros equipos, de 130 millones de pesos”, dijo.

Lo cierto, abundó el entrevistado, es que a la fecha, “no se ha colocado un solo tabique de lo que será la nueva sede de la Academia Mexicana de la Lengua, aunque ya se levantó la barda perimetral y se demolió la casa que estaba en su interior. Se nos había prohibido derrumbarla argumentando que tenía valor histórico; luego se demostró que no era así”.

Señaló que el proyecto arquitectónico para la nueva sede de la AML, así como el presupuesto para echarlo a andar ya existen, pero el proceso está empantanado por la obtención de los permisos correspondientes. “Ha sido una labor ardua, extenuante… no sé si llamarla kafkiana”, dijo.

El director de la AML mencionó que reiteradamente se ha visto obligado a recordar que aun cuando desde el punto de vista jurídico la Nueva España fue inventada por Felipe II, rey que establecía una ley y luego una contraria, abría una puerta y cerraba 15, “este proyecto lo tenemos mucho más complicado que en la época de Enrique II”.

Lamentó que el proyecto para la nueva casa esté lleno de disposiciones burocráticas que se han transformado en más de dos años (inició en octubre de 2012) en una enorme serie de obstáculos. “Hemos tenido reuniones con los vecinos, nos hemos presentado ante ellos como sus nuevos amigos y nos han recibido con alegría y abriéndonos los brazos”, acotó.

La AML ha tenido tres reuniones con vecinos del Centro Histórico de Coyoacán, “sin ser acompañada por ninguna autoridad, ni de la Delegación Coyoacán, ni del gobierno de la ciudad de México ni del gobierno federal. Hemos ido a explicar, como nuevos vecinos, lo que va a ser la sede de la Academia Mexicana de la Lengua y ellos están de acuerdo”.

Agregó que además de la aceptación de los vecinos, la AML ya tiene la aprobación de las 14 dependencias del gobierno de la ciudad para que la Academia pueda estar ahí. “El problema central es que el terreno donde vamos a edificar la sede tiene permiso de uso habitacional, pero si se construyera lo que está permitido, se desatarían los problemas”.

Eso, abundó Labastida Ochoa, porque se tendría que destruir el bosque que está en ese terreno, mismo que inició Miguel Ángel de Quevedo, “además de que como cabrían más de 20 casas en ese predio, inmediatamente la vialidad convertiría algo terrible la calle Francisco Sosa, donde está ubicado el amplio y hermoso terreno”.

La AML ha dispuesto un número suficiente de estacionamientos en un desnivel hacia abajo, sorteando los árboles del predio, de modo que habrá espacio para 100 automóviles, los cuales serán ocupados ocasionalmente, cuando haya reuniones o sesiones públicas solemnes, de las cuales tenemos ocho o 10 al año; eso no afectará la vialidad de la zona”.

Pero después de eso, se tiene que cambiar de uso habitacional a otro. “Para poder realizar esa modificación, no tiene facultades ni siquiera del Jefe de Gobierno del Distrito Federal pues debe ser la Asamblea Legislativa quien lo haga. Miguel Ángel Mancera, ya envió la solicitud a los asambleístas, quienes nos lo han ofrecido resolver el caso en poco tiempo”.

El cambio será específicamente “para uso de la Academia Mexicana de la Lengua”, no será para oficinas, ni nada de otra cosa. El predio donde se va a construir viene de herencia desde don Miguel Ángel de Quevedo hasta sus bisnietos, la familia Aguilar Zinzer, a quien la AML le adquirió el predio con los 100 millones que le otorgó el Conaculta.

“Eran diversos herederos y varios predios que jurídicamente no estaban unidos. Nosotros los tuvimos que unir con la intención de que todo el terreno se conserve exclusivamente como sede de la Academia. No queremos que ningún otro director de la Academia, más adelante, use alguna fracción de terreno para edificar tal o cual cosa”, advirtió Labastida Ochoa.

El proyecto arquitectónico tiene un precio de alrededor de 130 millones de pesos y en él se contempla un salón de usos múltiples, biblioteca, espacio para un museo y oficinas, así como un salón del pleno y un centro de imagen, para el cual ya contamos el instrumental electrónico suficiente para transmitir nuestras deliberaciones y subirlas en red, aseguró.

En sus más de 100 años de vida, la Academia Mexicana de la Lengua ha tenido como sedes la casa de don Alejandro Arango y Escandón, ubicada en Medinas 6 (hoy República de Cuba 86); un recinto en la calle de Donceles, en el Centro Histórico, y posteriormente el inmueble de Liverpool 76, colonia Juárez, donde hasta hoy opera.

La “Casa de la Palabra” se pretende edificar en Francisco Sosa 440, casi esquina Panzacola, en el Barrio de Santa Catarina, Coyoacán, predio conocido como “Arboretum Miguel Angel de Quevedo”, debido a que a fines del siglo XIX lo adquirió el “Apóstol del árbol”, quien destinó parte del terreno al Vivero Forestal de Coyoacán.

En otra parte del terreno estableció lo que él mismo llamó “Parque Arboretum”, un sitio destinado para la producción de árboles a gran escala en México. Ahí asistieron a lo largo de décadas, ya fuera a discusiones y conferencias sobre temas ambientales o bien a fiestas del Día del árbol, paseos y otras actividades, hombres y mujeres hoy muy famosos.

Celebridades que apoyaron la causa forestal del país, como José Ives Limantour, José Vasconcelos, Francisco I. Madero, Álvaro Obregón, Zelia Nuttal, Lázaro Cárdenas, Jean-Claude Nicolás Forestier, Gabriela Mistral y Alberto Lenz. La abundancia de árboles que tiene hoy esta ciudad se debe a De Quevedo y los experimentos forestales que realizó.

En el predio hay 510 árboles de 40 especies y 28 familias botánicas. Destacan los restos de un ahuehuete plantado por el rey de Texcoco, Nezahualcóyotl (1402-1472) que De Quevedo transportó a esa casa para cuidarlo, concluyó Labastida Ochoa, quien, junto con todos los demás académicos, sueña con una nueva casa para la AML.

Para leer la nota original, visite: http://www.sinembargo.mx/25-12-2014/1200700


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