Uno de los actos centrales de la edición conmemorativa del trigésimo aniversario de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara ocurrió el atardecer del miércoles, al rendirse homenaje al escritor Ignacio Padilla, fallecido hace cien días, y protagonista de este que es el acontecimiento cultural más importante de México.
Hace un año, dijo Jorge Volpi, “tuvimos la idea de hacer un segundo manifiesto al que llamamos Post Manifiesto del Crack y convinimos que después de esas ocasiones, casi las únicas en las que los cinco estuvimos juntos, íbamos a rencontrarnos los cinco aquí en Guadalajara probablemente en este mismo día a leer aquí con ustedes el Post Manifiesto del Crack.
“Evidentemente ya no pudimos hacerlo. En vez de estar leyendo el manifiesto, estamos aquí recordando a Nacho y dándonos cuenta de que quizás con su muerte el crack ahora sí se termina”.
Y leyó el último apartado de ese Post Manifiesto:
“El crack no fue el único, aunque sí uno de los primeros catalizadores de un proceso de recomposición y reidentificación de la literatura en español, que de cualquier modo habría ocurrido. Algunos de los entonces firmantes seguimos convencidos de que es posible la ruptura con continuidad.
"Reinvindicamos nuestro derecho a la dislocación y estamos conscientes de que otros más diestros y más lúcidos que nosotros se encargarán de crear y de proponer las alternativas sobre los cadáveres que quedan en el campo de batalla en que nos tocó participar."
Destacó enseguida tres puntos centrales, “para recomendarles a ustedes que lo busquen ahí, que lo encuentren ahí. En primera instancia, su interés fundamental en la literatura infantil. Están ahí algunos ejemplos de la mejor literatura infantil que se ha escrito en México desde la segunda mitad del siglo XX.
“En segundo lugar, su pasión por Cervantes y el Quijote. Y en tercer lugar, donde están sus obras maestras: sus cuentos. Algunas de las obras maestras en el género en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.
“Su Micropedia, la reunión de sus cuentos cuando se publique, quedará como una de las obras capitales del género y probablemente también de nuestro tiempo.”
Precoz hasta para morir
Rosa Beltrán leyó un mensaje de la directora general de la FIL, Marisol Schulz:
"Agosto, mes que llegó con una crueldad inimaginable, en la madrugada del 20 nos arrebató su talento, su creatividad, su don de gente. Para la FIL toda es una gran pena. Para mí es la pérdida de un gran amigo. Me uno a este sentir colectivo de pesar, de tristeza. Nacho fue y seguirá siendo una pieza fundamental de todo nuestro entramado literario".
A continuación, Rosa Beltrán relató su recorrido vital con Ignacio Padilla:
“Lo conocí porque fuimos becarios del Fonca, junto con Ana García Bergua y Luis Ignacio Helguera, y empezamos a escribir novelas al mismo tiempo. Helguera publicó El cara de niño y otros cuentos; Ana, El umbral; yo, La corte de los ilusos y Nacho, La catedral sumergida, con el título La catedral de los ahogados, que ganó el Premio Juan Rulfo para primera novela.
“Fue precoz; ganó el Premio Primavera a los 32 años por Am-phitryon y fue traducido a varias lenguas y publicado fuera del país muy pronto. Tanto le gustaban los premios que en la preparatoria, en un certamen, participó con tres seudónimos diferentes y ganó el primero, segundo y tercer lugar. Eso no fue cierto, pero Nacho era así, producía mitos.
“Haber ganado tantos premios le granjeó muchas envidias. Se convirtió en un gran cervantista, estaba obsesionado por Cervantes. Si volviesen sus majestades, una novela que ponderaba Daniel Sada, es una versión exótica de la búsqueda del Santo Grial, pero es también una historia sobre el lenguaje, escrita en español antiguo.
"En morir, Ignacio Padilla fue también precoz, pero esta vez su precocidad nos deja una gran tristeza."
Su agente literaria, Antonia Kerrigan, a quien Nacho llamaba Mamá Gallina, siguió en el micrófono.
Antes de la intervención de Pablo Raphael, quien al igual que todos los ponentes destacó la imaginación privilegiada de Ignacio Padilla, su capacidad de crear mundos paralelos y su predilección por la palabra "demiurgo", Pedro Ángel Palou formuló una petición a la FIL: que el Premio Internacional de Cuento lleve el nombre de Ignacio Padilla.
Y citó la que resultó ser la entrevista póstuma del ahora homenajeado, quien respondió así a la pregunta de cómo sería el fin del mundo:
"Sería la misma rebelión mezclada con resignación que vendrá el día en que me llegue la muerte, si es que tengo la oportunidad de estar consciente de ello. El fin del mundo me va a ocurrir y les va a ocurrir a todos los que nos estén leyendo o escuchando, como a ti te va a ocurrir. Nuestro fin del mundo es nuestra muerte."
Para leer la nota original, visite: http://www.academia.org.mx/noticias/Editar?noticia=1kab|16
Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.
(+52)55 5208 2526
® 2024 Academia Mexicana de la Lengua