Ramón Xirau (1924-2017), poeta, filósofo, profesor universitario y académico, fue recordado en el homenaje solemne que le rindió la Academia Mexicana de la Lengua en El Colegio de México el jueves 22 de febrero.
El acto fue presidido por Jaime Labastida, director de la corporación, y contó con las intervenciones de los académicos Fernando Serrano Migallón, Eduardo Matos Moctezuma y Adolfo Castañón.
Serrano Migallón repasó la semblanza de Ramón Xirau, nacido en Barcelona y emigrado a México tras una temporada en Francia. México, dijo, fue la patria adoptiva de Ramón Xirau, quien en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM contó entre sus maestros a Antonio Caso y David García Bacca, y entre sus condiscípulos a Rosario Castellanos y Emilio Uranga, de los que fue amigo cercano. Destacó también que Xirau entregó sesenta años de su vida a la UNAM desde sus días como alumno hasta su amplio magisterio docente.
Eduardo Matos Moctezuma sintetizó la trayectoria de Xirau en cuatro puntos: el poeta, el filósofo, el amante esposo y el hombre que trasciende la muerte. Para cada atributo leyó fragmentos de la poesía de Xirau donde se expresaba esta faceta, y resaltó especialmente que la experiencia del tiempo violento de la Guerra Civil española logró trasmutarse en la obra de Xirau en "palabra de aliento y esperanza".
Por su parte, Adolfo Castañón ponderó la vida de Xirau, marcada por la pérdida de la patria, de su padre y de su hijo, con la historia bíblica de Job, resaltando que el sufrimiento fue asumido por él como una prueba que lo llevó a entregarse con intensidad a su pensamiento y a su expresión poética. Finalmente, leyó extractos de un ensayo sobre Francisco de Quevedo que Ramón Xirau escribió a los veintidós años alrededor de la idea de la muerte, y la convicción de que, si la vida es guerra, sólo está justificada, decía Xirau, de cara a la eternidad.