que cada quien haga de su capa un sayo y de su culo un papagallo
que dé leche la vaca, y aunque patee
qué importa la palotada, sabiéndola rejendear
que les cuadre o no les cuadre, prestar libros ni a tu padre
qué tan lejos irá el hatajo, que ya ni el cencerro se oye
qué va a saber el puerco de silla
quedarse alguien como el que chifló en la loma
quelites y calabacitas, en las primeras agüitas
quien a los veinte se casa, de veinte y medio no pasa