Poema del día

Siete poemas para esta semana. Selección de Felipe Garrido

Martes, 25 de Agosto de 2020
Por: Felipe Garrido

Un poema al día, para que quienes puedan se lo pongan encima y lo atesoren en la memoria

 

Lunes

Las bancas en verano

Una banca en el parque pone el verano
en manos de la gente:
por la mañana el día viene y va
en los pasos de todos los que cruzan
más allá de las doce, el día cae a plomo
en las bancas donde algunos comen,
otros conversan, se besan o se duermen.
A partir de esa hora el tiempo pasa lento;
después de las cuatro, empieza ya a llover
y las bancas ahogan las penas
de todos los que buscan guarecerse.
Ya cerca de la noche, se amaina,
los jóvenes y agunos que llevan a sus perros
se quedan en los parques a prolongar el día.
Para ellos las bancas son el muelle
al que llega la noche como un oscuro mar.
A la hora en que todos duermen,
en el vaho o en medio de la lluvia,
las bancas flotan,
y eso casi nadie lo puede atestiguar.

Alicia García Bergua (1954)
Ser y seguir siendo.
Textofilia Ediciones.
Conaculta, INBA, México, 2013.

Martes

Otra crónica

El 6 de octubre de su año Armando El Choco nos comentó en una fiesta que lo habían ido a buscar
y lo encontraron un mes más tarde esa mañana que calentaba el motor de su auto para llevar a sus hijas a la escuela
en 1967 íbamos a lavar los coches del barrio primero el del Chato luego el de Bogar y al último el de Huarache Veloz
en 1990 los policías iban al río Bravo a pescar muchachas que esperaban en la orilla para cruzar a El Paso
en el año 2010 ya sin río casi una migra y Sergio Adrián de 13 años pelearon él con una piedra en su mano y el agente con un revólver
ese mismo año en una tienda de Salvárcar se negó a pagar una extorsión y recibió un tiro en la cara
y 17 vecinos suyos fueron cazados uno a uno mientras celebraban la victoria de un partido de tach
oh jóvenes hijos de Cadmo yo sé que quisieran estar en otra parte pero hoy están aquí cantaba el viejo Ovidio
y a ti mujer que sacaron de su casa y amenazaron con matar a tu marido si no subías a tu último paseo en auto
te diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto

Jorge Humberto Chávez (1959)
Te diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto.
Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2013
Instituto Cultural de Aguascalientes,
Conaculta, INBA, FCE, México, 2013

Miércoles

Naturaleza muerta con aspirinas

Sobre la mesa café
una lámpara cuadrada
una pantalla op art.
Acaba de caer
en la palangana llena de agua
alguna piedra
porque aún se ven
los círculos concéntricos.
Hay mucho que ver
en este cuadro:
la luz, en grecas,
sugiere una infinidad de objetos
de placer.
El sepia es el color primordial
de los misterios.
Hay un pequeño cubo de espejos
que se lo traga todo.
Y puestas alrededor de una estrella,
formada con minúsculos astros de metal,
una limpia docena de aspirinas.

Alejandro Aura (1944-2008)
Poesía 1963-1993.
Conaculta, México, 1998.

Jueves

Canción innominada

Ala bronca, de noche entenebrida,
rozó mi frente, conmovió mi vida
y en vastos huracanes se rompió.
¡Iba mi esquife azul a la aventura!
¡Compensé mi dolor con mi locura,
y nadie ha sido más feliz que yo!
No tuve amor, y huían las hermosas
delante de mis furias monstruosas.
Lauros negros mi oprobio me ciñó.
Mas un lúgubre numen me consuela.
Vuela el tiempo, mi numen canta y vuela,
¡y nadie ha sido más feliz que yo!
De las tumbas humildes se levanta
leve flor, en el aire un turpial canta
y la tarde es ya el día que pasó.
Muda calma. Temblor. Melancolía.
¡Todo el dolor y toda la alegría,
y nadie ha sido más feliz que yo!

Porfirio Barba Jacob (1883-1942)
Poesía completa.
Conaculta, México, 1998.

Viernes

Canción

Despierta, amante, despierta
un poquito. ¿Qué no ves
que mis caricias doradas
quieren ungirte con miel?
Traigo los senos turgentes
y las mejillas doradas
y la fresca boca roja
como fruta sazonada.
Traigo en la falda prendido
todo el frescor del pinar
y en el pecho adolescente
aromas del saucedal.
Despierta, amante, despierta
un poquito. ¿Qué no ves
que traen un panal mis labios
para volcarlo en tu piel?
En el delantal ingenuo
traigo rosadelfas y un
de lirios almidonados
milagroso cielo azul.
Lavé mi cara morena
con agua del manantial
y los muslos y los senos
con alhucema y azahar.
Despierta, amante, despierta
un poquito. ¿Qué no ves
que quiero ungirte con besos
de la cabeza a los pies?
Si no despiertas, amante,
los cancerberos del rey
se van a llevar mis senos
atados con un cordel.
Vengo fresquecita y limpia,
acabada de bañar;
deja que tus ojos negros
me inunden con su mirar.
Si no despiertas, amante,
me matarán de dolor
sangre de mis rosadelfas
y el recuerdo de tu amor.
Despierta, amante, despierta…

Dolores Suárez
Fábula, núm. 3, marzo de 1934.
Revistas Literarias Mexicanas Modernas
Fondo de Cultura Económica,
México, 1981.

Sábado

Soneto

Al gozo en que la fruta se convierte
sobrevive la sed que la desea:
es avidez nomás lo que se crea
del estéril consumo de su suerte.
Cava en ella la tumba que se vierte
la vana forma que el amor rodea,
y ella misma se nutre y se recrea,
voraz y sola, con su propia muerte.
No del pasado azar que considera
la vida crece sólo dilatada,
ni el objeto futuro la sustenta;
fluye de sí como si entonces fuera
y el amor que la mira despojada
tampoco de su sueño la alimenta.

Jorge Cuesta (1903-1942)
Escala, núm. 1, octubre de 1930.
Revistas Literarias Mexicanas Modernas
Fondo de Cultura Económica,
México, 1981.

Domingo

La previsión de los sueños
27 de septiembre de 1936

En estos días apareció en los diarios la noticia de la muerte del poeta andaluz Federico García Lorca, fusilado en Granada. No se conocen otros datos, pero nadie puede explicarse el destino final del poeta, alejado de la política y ajeno a la milicia en el conflicto español.
Lorca no estuvo nunca en México. No lo conocí. Pero recuerdo que en 1931, cuando trataba de explicarme el mecanismo de mi “Primer Sueño”, poema publicado en el mismo año en Contemporáneos, siempre pensé que el poeta andaluz que me acompañaba en la jornada era García Lorca. El poema lo dice, en un aparte necesario y descuidado, para expresar, con monotonía, la voz del clavel oída en el sueño:
(El aroma del clavel
en aquel aire sonaba
a monótona tonada
que ha muchos siglos cuidara
para, a su medida, hacer
el tono de la guitarra.)
–Pero el romero mortal…
En estos versos no figura el nombre de García Lorca, que en sueño se identifica como el poeta andaluz, porque analizando las líneas que copio puede advertirse que germinaron de un verso del “Romancero gitano”: Voz de clavel varonil. Con este verso suyo había yo definido la poesía de García Lorca en la nota que escribí sobre sus romances, publicada también en Contemporáneos por 1928 o 1929.
El verso, escrito literalmente al despertar, que figura como argumento del poema, dice: “Suben olas de polvo. El poeta andaluz y yo caminamos por la orilla del río del Consulado. En un jacal –caja de juguete– cubierto por enramadas de flores, descubrimos un velorio indígena: tres niñas, sentadas, giran alrededor de la niña muerta, cantando coplas alusivas a la ‘Flor del romero’ –causa probable de la muerte de la niña–. Suena, en la canción, el nombre de López Velarde. Reanímase en mi mano la niña muerta. Crece como una flor o una ciudad, rápidamente. Después vuelve a quedar dormida.
”Seguimos caminando. El poeta andaluz repite entre malas palabras, como si tratase de no olvidarlo, un estribillo musical, medida para encargar la fabricación de una guitarra.
”Formados, en grupos, aparecen algunos indios. Cada tres hombres conducen una guitarra, larga como remo, compuesta de tres guitarras, pintadas de colores y en forma cada una de ataúd. Todos tocan y bailan.
”Llega otro grupo de indios congregantes, surianos por el traje, armados, portando estandartes e insignias de flores y, con ellos, tres o cuatro generales montados en caballos enormes (enormes caballos de madera). Mi amigo el poeta andaluz y yo, confundidos y confusos entre los indios, sentimos –ángeles de retablo– el gesto duro, de máscara, con que uno de los generales ordena a sus soldados ¡fuego! Y desperté.”
La angustia del sueño –lo recuerdo– era la del fusilamiento ordenado con la voz ¡fuego! Contra el grupo donde nos encontrábamos el poeta andaluz y yo. El poema lo dice:
Acompañan la voz de los jinetes
oraciones con letra de retablo,
densas nubes de polvo que los siguen
como la sombra de los fusilados.
Cinco años después de escribir el “Sueño” ha muerto fusilado por la inconsciencia y la maldad, el poeta García Lorca y una vez más confirmo que en los sueños como en la poesía –estados psíquicos afines, imágenes de una realidad esencial– pueden anticiparse sucesos por venir.

Bernardo Ortiz de Montellano (1899-1949).
Raíces del sueño.
Conaculta, México, 1990.


Comparte esta noticia

La publicación de este sitio electrónico es posible gracias al apoyo de:

Donceles #66,
Centro Histórico,
alcaldía Cuauhtémoc,
Ciudad de México,
06010.

(+52)55 5208 2526
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

® 2024 Academia Mexicana de la Lengua